LISTADO DE PICOS

miércoles, 31 de julio de 2013

Peña Blanca (2.314 m.), Peña Blanca Alta (2.512 m.), Corona del Mallo (2.535 m.) y Peña Campanal (2.392 m.), circular

Circular desde Lacuniacha (Piedrafita). Ascenso por Canal del Burro y descenso por Canal de Cobacherizas

Tras la tormenta,  las cimas que hoy hemos ascendido se recortan al al atardecer


27 de julio de 2013,

   La hermosa estampa que ofrece la cara norte de la Sierra de la Partacua invita a imaginar mil y un recorridos. Saciado ya hace tiempo el deseo de coronar la emblemática cumbre de Peña Telera los ojos se pierden hoy por los pliegues y la aserrada cresta que por el este va declinando para fundirse y desaparecer en el estrecho de Santa Elena.

   He quedado con Iñaki  para visitar la Corona del Mallo y varias de sus cimas satélites. Ascenderemos por la poco frecuentada “Canal del Burro” y regresaremos por la aérea vira que desemboca en la “Canal de Cobacherizas”.

  El recorrido transita por terrero pedregroso y abrupto. Algún fácil pero expuesto destrepe dará emoción a este precioso itinerario. Las magníficas y verticales panorámicas que disfrutaremos desde las alturas compensan el esfuerzo de la ascensión.

   Comenzaremos a caminar desde el aparcamiento del Parque Faunístico de Lacuniacha en Piedrafita (1.360 m.). Retrocederemos por la carretera unos 50 metros para desviarnos por una pista de tierra que se dirige hacia el sur bordeando una construcción ganadera.

   Llanearemos por la pista unos tres kilómetros hasta alcanzar una curva pronunciada. En ese punto la calidad del firme empeora al mismo tiempo que comienza a ganar altura a través del arbolado. El camino se diluirá hasta convertirse en sendero conforme nos aproximamos a las paredes de la Sierra de la Partacua.

   Encontraremos hitos y marcas de pintura. Todo este tramo coincide con el recorrido de aproximación al "Arco Natural de Piedrafita".

  Al salir del bosque caminaremos en dirección oeste, ganado altitud poco a poco entre prados y arbustos y sorteando algún amplio barranco. Al acercarnos al pie de la “Canal del Burro” el terreno se hace más pedregoso. Obviaremos entonces las marcas que nos guían hacia el Arco Natural, que  permanece oculto tras una pared parduzca.  Estamos tentados de desviarnos para visitarlo pero el cielo está muy nublado, podría llover, y no queremos demorar la ascensión.

  Entramos en la amplia canal, que no es tan empinada como parecía vista de lejos. Progresamos por piedras y arduos lomos herbosos. Sorteamos algunos bloques de roca y poco a poco, con la respiración entrecortada,  nos acercamos a las murallas de Peña Blanca.  

   En la base de la pared giramos a la izquierda y flanqueamos por blancas pedrizas en busca del collado al Este de la Peña. Una oquedad en la base de la pared llama nuestra atención. Parece un aprisco abandonado. Un sarrio merodea por la entrada. Nos acercamos a verlo, podría servir de refugio en caso de tormenta.

  Superamos el fácil collado (2.225 m.)  y giramos a la derecha para alcanzar en pocos minutos la cima de Peña Blanca (2.314 m.).

   Contemplamos el horizonte. Hacia el Este  la sinuosa cresta se desliza hacia dos cimas acampanadas, la mayor de las cuales es Punta Cochaldo . Por el Oeste se elevan las abruptas cumbres de Peña Blanca Alta y Corona del Mallo, que se muestran superpuestas y fundidas en un mismo plano desde este punto de vista. Por el norte las paredes se desploman en vertiginosos cortados.

   Descenderemos siguiendo el cordal para dirigirnos a Peña Blanca Alta. Un curioso puente de roca adorna la cresta oriental. Caminaremos por un tortuoso terreno salpicado de edelweiss y otras flores alpinas que crecen en generosos ramilletes.

   Observando el escarpado y veteado relieve intento imaginar el descomunal  tremor que debió de asolar estos parajes durante la orogenia alpina, levantando, deformado y plegando los estratos calcáreos, creando estas formidables elevaciones.

   Hacemos un pequeño rodeo buscando la forma más fácil de ganar la cima de Peña Blanca Alta. Disfrutamos de un breve descanso en lo alto para deleitarnos con las vistas. No perdemos mucho tiempo, las nubes amenazantes y el viento nos animan a continuar caminando hacia el oeste. Salvamos el collado que nos separa de la cercana Corona del Mallo y trepamos presurosos a la cresta somital.

  En realidad la Corona del Mallo se compone de tres cumbres. Las dos más elevadas están alineadas y separadas por un tramo de arista que asemeja una pasarela. Habrá que hacer un corto destrepe, con caída por ambas vertientes, antes de alcanzar la cima principal donde encontraremos un hito de piedras. Quizás el destrepe se podría evitar contorneando la arista por la ladera oriental.

  Contemplamos las altivas Peña Parda y Telera y su fabulosa pared norte, surcada de corredores.  El "paso horizontal" de aproximación a Peña Telera se muestra desde aquí como un senderillo colgado sobre los abismos.


   Por el norte, más de cien metros por debajo de donde nos encontramos, se yergue la Peña O’Campanal, que se muestra como un espolón sobre la pared norte. Tenemos que llegar hasta allí, cosa que parece complicada a priori.

   El descenso menos expuesto se realiza por la derecha (Este) pues aquí es donde la pendiente es menos acentuada. Descendiendo con cuidado por las terracillas, apoyándonos de vez en cuando con las manos, y con cuidado de no tropezar iremos perdiendo altura, resultando al final más fácil de lo esperado.

   Una vez abajo recorremos la cresta que nos separa de la cima de O’Campanal (2.392 m.). Nos asomamos por el norte. El ibón de Piedrafita se ve como un simple charquito, justo a nuestros pies. 

   Descendemos del Campanal para abandonar enseguida la cresta hacia el Oeste.  Nos dirigimos a una visible comba herbosa. Desde allí entraremos en una amplia cornisa, una faja colgada sobre el vacío que nos permitirá rodear la Corona del Mallo por el Oeste hasta enlazar con la Canal de Cobacherizas.

  La vira es muy pedregosa y algo incomoda para andar pues se encuentra inclinada hacia los cortados. No obstante, es ancha y no existe sensación de vértigo. Con el suelo resbaladizo o con hielo este recorrido no sería nada aconsejable.

  Sobre la cota 2.255 m. enlazamos finalmente con la Canal de Cobacherizas,  unos 100 metros por debajo de la Forca de Cobacherizas. Sorteamos un nevero y con resignación comenzamos a descender  la penosa canal,  repleta de derrubios y grandes rocas.  Tras dejar atrás el tramo más incomodo decidimos darle un descanso a los pies y paramos a comer en un rellano herboso.

   Ya simplemente tendremos que seguir la senda que nos conduce al Ibón de Piedrafita (1.604 m.) y desde allí poner rumbo a Lacuniacha por el transitado y turístico sendero. 

   Atajaremos de vez en cuando la pista por los desvíos señalizados y al llegar al coche nos tomaremos una cerveza bien fría cortesía de Iñaki.  Es la una y cuarto,  ha merecido la pena madrugar, y más si tenemos en cuenta las tormentas que descargarían un par de horas más tarde.

  • Desnivel + acumulado: 1.220 m
  • Horario total: 5,5 h. 
  • Distancia recorrida: 15 km.



De camino hacia la "Canal del Burro" vemos las cimas que ascenderemos


Entrando en la "Canal del Burro"


Subiendo la "Canal del Burro". Embalse de Búbal al fondo


Flanqueando hacia el fácil collado por donde se gana la cresta


Desde Peña Blanca vemos las cimas que recorreremos


Corona del Mallo vista desde Peña Blanca Alta


Destrepe hacia la cima principal de Corona del Mallo (aparentemente sería evitable por la parte izda. foto)


Vistas hacia el Este desde la Corona del Mallo


Pared Norte de Telera. El sendero de la travesía horizontal discurre por la franja blanquecina


Peña O'Campanal. Tendremos que descender algo más de 100 metros


Dejamos atrás las cimas secundarias del Corona del Mallo


Iñaki observa por donde hemos descendido (por la parte izda. de la foto)


Cimas ya coronadas vistas desde el Campanal


Ibón de Piedrafita. Cualquiera diría que es un charco visto desde aquí


Caminando por la fajeta


Iñaki observa el primer tramo de faja recorrido


Tras la tormenta de la tarde las siluetas del Tarmañones y Cochata dibujadas bajo un cielo flamígero


Track del recorrido en Google



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lunes, 29 de julio de 2013

Escocia: Castillo Stalker y Jubilee Bridge


El Castillo Stalker


24 de junio de 2013,

   Hoy iremos a la Isla Lismore, pero antes haremos una parada para visitar el llamativo Castillo Stalker. Queremos asegurarnos que la marea estará alta pues es entonces cuando las vistas son más espectaculares.

  Consulto una tabla de mareas y veo que madrugando un poco estaremos allí en la pleamar.

  Desde Fort William iremos por la carretera que en dirección sur se dirige hacia la ciudad de Oban, pero no llegaremos tan lejos. En Appin nos desviaremos a la derecha, precisamente hacia el embarcadero del ferry que cruza a la isla de Lismore. A un kilómetro y medio encontraremos un pequeño ensanche a mano derecha. Solamente hay espacio para aparcar dos o tres coches. Tenemos suerte y solo hay un vehículo.

    Desde el aparcamiento ya podemos ver el castillo justo enfrente, ofreciendo una estampa de postal con el cielo velado y la isla sobre la que se asienta rodeada del agua rizada del mar. Allí mismo parte un sendero que nos lleva hacia un largo puente peatonal de madera (Jubilee Bridge) que nos permitirá cruzar la marisma para alcanzar la orilla más cercana al castillo.

   Caminaremos después por un sendero asfaltado y ya cerca del castillo avanzaremos por la misma orilla del mar contemplando la magnífica construcción desde diferentes perspectivas y con las cambiantes luces que nos brindan las nubes pasajeras.

   Estaremos un buen rato sentados junto al agua disfrutando del paisaje y de la brisa antes de regresar. La ruta es un simple paseo, que se hace demasiado corto, pero totalmente recomendable por las preciosas vistas del castillo.

  • Desnivel + acumulado: 6 m
  • Horario total: 1 h. 
  • Distancia recorrida: 3,4 km.  
  • Zona: Fort William, Oban



Castillo Stalker visto desde la carretera


Jubilee Bridge


Castillo Stalker desde el sendero de aproximación


Elena contempla la construcción


Castillo Stalker desde la playa


Castillo Stalker


Castillo Stalker de regreso al coche


Jubilee Bridge


Jubilee Bridge, regresando


Track del recorrido





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viernes, 26 de julio de 2013

Escocia: Castillo Tioram y Silver Walk, circular


Esta escena le resultará familiar a quien haya visto las películas de Harry Potter, el "Hogwarts Express" de camino al Colegio de Magia. Pues el tren existe, es el "Jacobite", y el viaducto es el "Glenfinnan"

23 de junio de 2013,

   Frente a Fort William, en la otra orilla del Loch Linnhe, se extiende una gran península de relieves ondulantes, escasamente poblada. En el mapa veo que hay una carretera que permite circunvalarla. Buscando por internet descubro que en uno de los recovecos que hace el mar en la costa occidental se pueden visitar las ruinas de un castillo y además existe un pequeño recorrido circular de senderismo que tiene buena pinta.

   Por otra parte nos había llamado la atención que todos los días por la mañana partía de Fort William un antiguo tren de vapor cargado de turistas. Indagamos un poco y nos enteramos que ese tren, conocido como “The Jacobite”, lo utilizaron en algunas escenas de las películas de Harry Potter, rebautizado en la ficción como el “Hogwarts Express”.

   El tren atraviesa durante su trayecto el viaducto “Glenfinnan”, que precisamente nos cae de paso en nuestra excursión de hoy. Echamos cuentas y calculamos que el tren cruzará el viaducto poco antes de las 11:00. Así pues organizamos el viaje para estar en Glenfinnan antes de esa hora y así hacer alguna foto justo cuando pase el tren.

   Llegamos justo a tiempo. Una senda permite ganar altura hasta una loma para hacer fotos desde una perspectiva elevada, con buenas vistas sobre el viaducto. El tren llega con puntualidad británica, haciendo sonar el silbato y con la caldera a pleno gas, desprendiendo una gran nube de vapor blanco.

   Tras esta breve parada continuamos nuestro viaje. Nos internamos en la península. La carretera es estrecha pero se puede conducir con mucha tranquilidad, apenas encontraremos tráfico. Iremos atentos para coger el desvío a Doirlinn-Castle Tioram, a mano derecha. La nueva carretera, si cabe más estrecha, finalizará a los pocos kilómetros en un aparcamiento junto a la costa, a escasa distancia del Castillo.

   La marea está baja y podemos cruzar sin dificultad hasta la isleta del castillo. Nos acercamos para ver las ruinas. Están restaurando los muros y el material de obras le quita encanto al entorno.

   Llueve y hace un viento bastante frío. Elena prefiere quedarse por los alrededores del castillo mientras yo hago la ruta circular que se inicia allí mismo. Es un recorrido corto pero realmente bonito, una pena que Elena no haya querido acompañarme. Caminaré rápido y lo completaré en menos de hora y media.

  Cerca del castillo un cartel señala el comienzo del sendero, conocido como “The Silver Walk”. La senda se eleva ligeramente y comienza a bordear los acantilados. No tiene ninguna complicación pero hay que caminar sin despistarse porque en algún punto concreto un tropezón podría tener fatales consecuencias.

   Las vistas durante el recorrido son fantásticas. Caminamos entre una frondosa vegetación pero con vistas al mar, que podremos contemplar a nuestra izquierda desde cierta altura.  Algunas pequeñas islas vestidas de árboles adornan el horizonte.

   La senda desciende en una caleta hasta el nivel del mar y de nuevo comienza a elevarse. Iremos atentos entonces a una bifurcación donde tendremos que desviarnos hacia la derecha. De esta forma ganaremos altura por la ladera en dirección a la parte alta de las colinas.

   La exuberante vegetación da paso a un terreno más áspero y ralo, un páramo. Caminaremos por una elevada meseta hasta toparnos con un agradable rincón que esconde pequeñas lagunas rodeadas de árboles.

   Sigue lloviendo ligeramente y el terreno está totalmente embarrado. Continuamente voy dando saltos intentando evitar el fango. Menos mal que las botas son impermeables.

   Poco antes de comenzar a descender encontraremos un lago represado. Lo bordearemos por la derecha, por un estrecho sendero invadido por los helechos. Tras superar la pequeña presa comenzaremos a perder altura. Caminaremos por un bosquecillo de robles junto a una tubería recubierta de musgo. Al fondo aparece de nuevo el mar.

   La senda bordea una vivienda de color celeste, ya muy cerca de la carretera. Evitaremos el asfalto y descenderemos atajando por una pista de tierra, hasta alcanzar la costa. Giraremos entonces a la derecha, y caminado junto al malecón regresaremos enseguida al parking.

  De nuevo en el coche, durante el viaje de regreso, mientras recorremos la escénica carretera que bordea la península, haremos una última y breve parada a orillas del Loch Sunart. Queremos visitar un observatorio de fauna natural.

    Un cartel en la carretera indica “Garbh Eilean Wildlife Hide”. Encontraremos un pequeño parking y una senda que nos conduce a unas pasarelas de madera que desembocan en el observatorio, una cabaña de madera bien acondicionada (hasta prismáticos de uso libre tienen). Merece la pena detenerse aquí un rato. Observando con cautela pueden verse focas. Nosotros pudimos ver a cuatro de ellas que descansaban en la playa de una isla cercana.

  • Desnivel + acumulado: 225  m. 
  • Horario total: 1,5 h. 
  • Distancia recorrida: 6,8 km.  
  • Zona: Fort William, Ardnamurchan



Algunos ciervos rojos cerca del viaducto Glenfinnan


El Castillo de Tioram con la marea baja


El sendero "Silver Walk" transita sobre los acantilados al borde del mar


El contraste del llamativo verde con el agua le da encanto al recorrido


Algunas pequeñas islas repletas de árboles 


Exuberancia


Ganando altura y alejándonos momentáneamente del mar


En las colinas nos esperan bonitos rincones con pequeños lagos


El lago represado antes de comenzar a descender


El musgo invade la senda de bajada


Una casa con buenas vistas


Alcanzamos el rompeolas y el Castillo aparece al fondo de nuevo


Durante el regreso pudimos ver unas focas descansando en la orilla


Track del recorrido en Google





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miércoles, 24 de julio de 2013

Peña Blanca (2.555 m.), Peña Roya (2.578 m.) y Fajalata o Peña Rápita (2.156 m.), circular

Ascensión por la vertiente sur de la Sierra de Tendeñera y regreso por el poco transitado e incivilizado Barranco de Lasieso, carente de sendas en su cabecera

Las murallas de Peña Blanca vistas desde Fajalata. Silvia camina junto al cortado


21 de julio de 2013,

   El domingo habíamos quedado en Biescas con JM,  gran conocedor del Valle de Tena, para hacer una de esas rutas desconocidas y solitarias, que tan atractivas nos resultan. Coincidiremos con JC y Silvia, y también con Iñaki y Roberto, con quienes compartiremos esta aventura. Lamentablemente Pirene no pudo acudir a la cita en el último momento.

   Desde Biescas subimos hacia la ermita de Santa Elena y aparcamos en la explanada del Dolmen (970 m.). Comenzamos a caminar por una senda que acorta un par de lazadas de la pista que sube hacia el santuario.

   En pocos minutos alcanzamos el rellano herboso donde se emplaza la blanca ermita (1.050 m.). Antes de llegar al edificio, a mano derecha arranca una senda poco marcada que se interna decididamente en el bosque.

   Pasaremos enseguida junto a los muros del Fuerte y también al lado de  un  antiguo y escondido nido de ametralladoras antiaéreas, oculto entre la vegetación un poco más arriba. Caminaremos durante un buen rato por el pinar. Algunos bojes, avellanos y mostajos también adornan el recorrido. Transitaremos en todo momento por la vertiente sur de las estribaciones de la Sierra de Tendeñera pero en los barrancos más umbríos algunas viejas hayas han encontrado refugio y refrescan con su sombra el sendero.

    Resguardados por la vegetación ganamos altitud sin aparente esfuerzo hasta desembocar en un calvero denominado Cuello Chico (1.525 ). Caminaremos ahora un rato por terreno más áspero tapizado de tasca y erizones, con buenas vistas sobre las Agujas de Lasieso a nuestra derecha y llegaremos hasta otra collada conocida como Cuello Grande (1.605 m.).

   Bordearemos a continuación algunos barrancos faldeando por la ladera. En los barrancos y escorrentías encontraremos abundantes flores y plantas. JM nos va comentando los nombres de las especies pero tal y como los dice, para mi desgracia, los olvido. Menuda memoria de pez.

   Charrando charrando saldremos del pinar y alcanzaremos la llamada “Loma d’os Vascos”. Paramos a picotear y beber algo. Degustamos el bizcocho casero de Silvia y catamos el vino y una adictiva bebida artesanal que ha fabricado JM.

    Tras reponer fuerzas ponemos rumbo norte y comenzamos a ascender a degüello los 400 metros de desnivel que nos separan de la cresta por la llamada loma Pinarillo. Atacamos la fuerte pendiente con decisión, caminando ora por erizones, ora por afloraciones de roca caliza.

  Antes de salir a la cresta ya vemos a la izquierda  la Peña Rápita, más conocida como Fajalata en las poblaciones de meridión, pues esta cima se asienta sobre la llamada “Faja Lata”, que recorre longitudinalmente la montaña y se muestra bien definida y reconocible desde Biescas.

   Fajalata es la primera cumbre en superar los 2.000 metros al Este del estrecho de Santa Elena, comenzando a dar entidad a la incipiente y alargada Sierra de Tendeñera. Las vistas desde la cumbre son espectaculares, con una vertiginosa caída a plomo sobre el monte de Hoz de Jaca y el embalse de Búbal por la vertiente norte.

  Tras contemplar la panorámica durante un rato retrocedemos por la cresta. Continuamos ganando altitud y bordeando por el sur una muralla rocosa que nos separa de Peña Blanca.

   Algunos hitos y unas descoloridas marcas de pintura nos conducen hacia una ancha canal que nos permite salvar sin dificultad la muralla. Alcanzamos un pequeño rellano y  desde allí vemos encima de nosotros la cumbre de Peña Blanca, aunque todavía tendremos que superar más de 100 m. de desnivel por el lapiaz.

   Subimos con tendencia a la parte izquierda. Alcanzada la cresta cimera  giraremos a nuestra derecha y en pocos minutos coronaremos la cima de Peña Blanca (2.555 m.).

   Reposamos un poco mientras contemplamos un rebaño de cabras que parecen querer desafiar a el Yeti (el perro de JM).

   El cielo comienza a cubrirse de nubes cada vez más oscuras, así que continuamos nuestro camino hacia Peña Roya (2.578 m.) de la que solo nos separa un fácil collado. Un antiguo repetidor abandonado afea la cima. No estaría de más que se desmontase esta estructura si ya no es de utilidad.

   Contemplamos una vez más el paisaje, atrayendo nuestras miradas la cercana y bicolor cima de Peña Sabocos y comenzamos a descender sin dilación, pues el tiempo tiene pintas de ir empeorando.

   Pasamos por las cercanías del Portillo Chetro, por donde sería factible descender por la vertiente norte hacia el Ibón de Asnos, en la parte alta de la estación de esquí de Panticosa y de esta forma acortar considerablemente la duración de esta ruta.

   Trazaremos una larga diagonal descendente fuera de senda con rumbo directo hacia el visible Cuello Loba o Puerto de Gavín (2.009 m.), caminando sobre la denominada “Faja Señora”.

  Nuestro objetivo es comer en el collado,  al norte del Monte Sarasé, y que constituye la divisoria natural de aguas entre el Barranco Lasieso y el Barranco del Infierno.

   Llegaremos al collado cerca de las 3 de la tarde. Mientras comemos, rodeados de vacas que observan al Yeti como si nunca hubieran visto a un perro, estudiamos la forma más conveniente de descender al fondo del Barranco de Lasieso. No existe senda, a pesar de que viene marcada en algunos mapas. La forma más sencilla de bajar parece ser o bien por la misma cabecera del barranco, atravesando una masa de árboles, o bien por las laderas del bosque al norte del monte Sarasé, por donde JM ya se ha aventurado en otras ocasiones.

   Nos decidimos por la última opción. Un flanqueo por empinadas pendientes de hierba y un posterior descenso directísimo por el tupido bosque nos encaminaran hacia el fondo del barranco. Afortunadamente los árboles y las ramas de los pinos y hayas nos servirán para agarrarnos durante el descenso. Aun así no podremos evitar algún culazo.

   Tras el vertiginoso descenso de 400 metros de desnivel nos encontraremos por fin en el cauce del barranco. Mientras bajábamos oíamos los truenos que reverberaban por todo el valle. En el cercano Sobremonte ya se intuyen caer cortinas de agua. Es cuestión de minutos que el aguacero nos alcance.

   Bajaremos ahora por el fondo del barranco, sorteando los pedruscos que inundan el cauce casi seco. Tras un buen rato comenzaremos a encontrar algún hito disperso y después trazas de senda, que irá mejorando conforme el barranco se hace más amplio.

  Entretanto ha comenzado a llover. Afortunadamente la senda cada vez está más marcada y avanzamos deprisa, unas veces por un lado del cauce y otras por la orilla opuesta.

   Cuando la lluvia ya se ha convertido en aguacero alcanzaremos el Refugio de Sibolás, justo donde la senda da paso a una amplia pista forestal.

   Haremos un alto en el refugio para ver si para de llover. Charramos un rato y cada vez que hacemos amago de salir el aguacero va a más. Al final, viendo que aquello va para largo nos decidimos a salir y continuar caminando bajo la lluvia.

   Recorreremos la pista a buen paso hasta llegar de nuevo a los coches. Llegamos calados y justo cuando nos estamos cambiando de ropa deja de llover. Cansados y empapados, pero felices como perdices, nos tomaremos una cerveza junto a los coches antes de despedirnos.

  • Desnivel + acumulado: 1.700 m
  • Horario total: 10 h. 
  • Distancia recorrida: 20 km.




La senda serpentea entre erizones y arbustos en la parte alta


Caminamos también por bosque durante gran parte del trayecto, donde encontraremos incluso hayas


Alcanzamos la "Loma d'os Vascos" y giramos 90º para ganar altitud en busca de la cresta


Nos elevamos con rapidez dejando la Bal de Lasieso muy abajo


La subida hasta la cresta no tiene descansos


Ganada la cresta giramos a la izquierda para ascender a Fajalata


Gran mirador con el embalse de Búbal y la cabecera del Valle de Tena a nuestros pies


Identificando lugares


Retrocedemos para ascender ahora hacia Peña Blanca


Últimos metros a la cresta cimera que nos dejará en la cima de Peña Blanca


Cada vez hay más nubes. Peña Roya y Peña Sabocos se ven al fondo


Cima de Peña Blanca. Descansaremos un rato


Vistas hacia la Estación de Esquí de Panticosa. El Vignemale se aprecia entre brumas a lo lejos


Cresta hacia Sabocos vista desde Peña Roya


Peña Blanca vista desde Peña Roya


Trazaremos una larga diagonal descendente hacia Cuello Loba, donde comeremos


Cuello Loba. Comeremos en compañía de vacas


Iniciando el vertiginoso descenso hacia el cauce del barranco Lasieso, 400 metros más abajo



Algunas flores vistas durante el recorrido. Soy un auténtico novato en botánica, por ello falta algún nombre y
puede haber errores. En ese caso agradecería las correcciones


Track del recorrido en Google




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