LISTADO DE PICOS

lunes, 29 de abril de 2013

Tebarray (2.886 m.), travesía desde la Sarra a Balneario de Panticosa


Travesía con esquís: 
La Sarra – Collado Puyarcol – Tebarray – Desagüe de Pondiellos - Collado de Pondiellos - Balneario de Panticosa

Nacho inicia el gran descenso desde la cima del Tebarray hacia el desagüe del ibón

23 de abril de 2013,      

   Este día de San Jorge lo recordaremos sin duda por la excelente travesía con esquís que hemos podido completar recorriendo unos parajes espectaculares y solitarios, valles ocultos agazapados tras las montañas sallentinas y surcados por los barrancos de Tebarray y Pondiellos en su discurrir desde las altas cumbres del Macizo de Argualas.

  La travesía es dura por el desnivel, y debe ser realizada con buenas condiciones de nieve pues se efectúa un flanqueo de la vertiente SW del Tebarray que con nieve dura no admite caídas.

   Aprovechando la excelente innivación en altura, el bajo riesgo de aludes y las buenas condiciones de estabilidad del manto blanco acudimos a la propuesta lanzada por Daniel Mur. Hoy solo le acompañaremos Nacho y yo.

  Dejamos un coche en el Balneario de Panticosa y nos acercamos con el otro vehículo al embalse de La Sarra (1.430 m.). Aparcamos junto a la presa. Entre unas cosas y otras ya son casi las 10 cuando comenzamos a caminar.

   Tenemos que subir por la larga pista que se dirige hacia Ibonciecho. Iremos atajando por un sendero señalizado con piedras en los puntos clave y que corta la pista varias veces, evitando así las numerosas lazadas.

  Sobre la cota 1.900 nos calzamos los esquís pero por poco tiempo. Tendremos que quitárnoslos de nuevo en la larga recta ascendente que hace la pista hacia la izquierda. Al doblar la curva en la parte alta nos encontraremos un para-aludes en el barranco de Sanchacollons. En este punto ya nos calzamos las tablas definitivamente.  A nuestra izquierda, un par de curvas más arriba veremos la “Caseta del Ingeniero” y la gran antena rectangular que hay junto a dicha construcción.

   Dejamos la pista y comenzamos a ganar altitud hacia el Este. Pronto salimos a un vallecito colgado llamado “La Cubetilla”. A la derecha ya podemos ver la cima bicéfala del Puyarcol. Iremos rodeando dichas cumbres buscando las vaguadas de menor pendiente. Finalmente tendremos a la vista  el Collado que se abre al noreste de la cima principal y donde tendremos que ascender. Vemos las siluetas de dos montañeros que están descendiendo de la cima.

   El sol ya está bañando la subida al collado y podemos subir con los esquís puestos. Daniel tiene algún problema con el pegamento de las focas y sube los últimos metros andando. Es mediodía cuando alcanzamos el collado de Puyarcol. Allí encontramos a los dos montañeros que veíamos en la cima, son Toñi y Emilio, a quienes envío un saludo.

   Desde el collado se nos abren vistas inéditas de la vertiente oriental, al menos para mí que nunca había puestos los pies por estos parajes. El Tebarray se ve muy lejos. En su cara Oeste, una intimidante pala que tendremos que superar da la sensación de ser un muro vertical desde esta perspectiva. Ninguno de los tres hemos subido por allí nunca y desconocemos su dificultad real.

   Tras descansar un rato en el collado quitamos pieles y nos lanzamos haciendo un flanqueo directo hacia el Tebarray, intentando perder la menor altura posible. Cruzamos por encima del ibón de las ranas, aunque ni nos enteramos porque está cubierto de nieve.

   Cuando ya no podemos deslizar más ponemos de nuevo las focas. Daniel ha traído repuesto y soluciona así su problema de adherencia. En cambio Nacho comienza a tener también problemas con el pegamento y lo arrastrará durante el resto del día.

   Poco a poco, bajo un sol de justicia, nos vamos acercando a la pared del Tebarray. La pala que tanto nos asustaba resulta no ser tan fiera. Comenzamos a subir con esquís, Daniel y yo con cuchillas y Nacho sin ellas. Subiremos por la derecha de un gran monolito de roca que David “malabarista” define como el “Dedo de Tebarray”. Hay restos de aludes y en el flanco derecho cuelgan algunas cornisas de las que intentamos alejarnos los máximo posible. Con numerosas zetas y sudando la gota gorda llegamos por fin al lomo superior.

   Ahora tendremos que atravesar en diagonal una empinada ladera bordeando por el SW el pico Tebarray. Conforme avanzamos la pendiente se agudiza y la caída que se abre a nuestra derecha asusta un poco. Varios cientos de metros nos separan del barranco de Tebarray. Menos mal que la nieve no está dura y además está estable. Sin duda esta parece ser la parte más comprometida de la ruta.

   Daniel va abriendo huella. Poco a poco nos acercamos al lomo que sube desde el Ibón de Tebarray, por donde ya resulta más sencillo y menos expuesto ganar altitud en dirección a la cumbre.

   A las 14:45 hacemos cumbre en el Tebarray (2.916 m.). Las vistas son espectaculares y estamos en completa soledad, no se ve a nadie en ninguna cima cercana. Las aguas del ibón, negras y siniestras en verano, se encuentran resplandecientes con la nieve y comienzan a adoptar un hipnotizante tono turquesa fruto del acusado deshielo. ¡Que diferente es este paraje según la época del año!

   No podemos perder mucho tiempo, así que comemos un poco y nos preparamos para descender. ¡Qué espectacular bajada!. El descenso de la pala sur hasta el ibón resulta impresionante. Continuamos después esquiando por el colmatado desagüe del ibón hacia un vallecito al Este del Pico Garmo de la Mina.

  Perderemos altitud hasta los 2.500 m. aproximadamente, intentando no bajar hasta el fondo ya que luego hay que remontar. Tras disfrutar esquiando por estos desconocidos y espectaculares parajes volvemos a poner pieles. Ahora tendremos que ascender unos 200 metros para ganar la cubeta de los ibones de Pondiellos. A nuestra derecha unas cascadas heladas y a nuestra izquierda unos inmensos bloques a modo de seracs que se descuelgan de las laderas de los Picos del Infierno hacen que por momentos tengamos la impresión de encontramos en los Alpes. Es increíble descubrir estos lugares tan cerca de  casa.

   Alcanzamos por fin la cuenca de los ibones. Ahora tendremos que atravesarla longitudinalmente hasta encaramarnos al Collado de Pondiellos (2.809 m.). A nuestra izquierda unas enormes placas de nieve helada amenazan con caer de las marmoleras de los Infiernos. De vez en cuando se oyen crujidos del hielo resquebrajándose que reverberan por el Valle.

   Por fin, a las cinco de la tarde alcanzamos el Collado. Tras el esfuerzo, ya con el Balneario a la vista el fondo del valle, nos domina una agradable sensación de bienestar. Pero todavía nos queda un descenso pletórico de más de 1.000 metros de desnivel.

   La nieve está en unas condiciones ideales. Tras saborear las palas iniciales nos lanzamos en busca de la “Canal de Pondiellos” que baja directa hacia la Mallata Alta. Descendemos por el interior de la misma radiantes de felicidad. ¡Qué corta se me ha hecho!

   Disfrutamos de cada giro en estas grandes laderas. En pocos minutos ya estamos en la Mallata Baja. Continuaremos por la margen orográfica derecha del barranco de Argualas para bajar esquiando por el bosque hasta el para-aludes (cota 1.800 m.)

  Nos quitamos ya definitivamente los esquís y porteamos los escasos 200 m. que nos restan hasta el Balneario. Llegamos eufóricos y muy sedientos. Allí nos espera la nevera con cervezas frías de Daniel para rematar esta gran jornada. ¿Se puede pedir más?

  • Desnivel + acumulado: 1.870 m
  • Horario total: 8 h. 15 min. 
  • Distancia recorrida: 16,8 km


Foqueando por "La Cubetilla", por el camino común de aproximación al Sanchacollons


Daniel sube los últimos metros a pie al Collado de Puyarcol. Las focas no le pegan


Recorrido aproximado que seguiremos visto desde el Collado de Puyarcol

Los tres en el Collado, con el Pico Puyarcol al fondo


Nacho foquea a pleno sol directo hacia el Tebarray


Recorrido que hemos trazado desde el collado de Puyarcol


Superada la primera pala. Ahora nos falta un flanqueo que puede ser comprometido con nieve dura


Nacho, el hombre de la gran mochila. La palabra "cuchillas" no existe en su vocabulario


Cima del Tebarray


Recorrido que seguiremos en el primer descenso


Seguiremos bajando por el desagüe del Tebarray pero sin llegar al fondo del vallecito. Pico Garmo de la Mina al fondo


Nacho contempla los enormes bloques a los pies de las paredes de los Infiernos


Llegando a la cuenca de los ibones de Pondiellos


Foqueando en plena soledad por la gran cuenca de los Ibones de Pondiellos


Collado de Pondiellos a la vista


Nacho desciende hacia la Canal de Pondiellos


Entrando en la parte más estrecha


Detalle del recorrido de bajada por la Canal de Pondiellos. En la trazada, saliendo de la canal, se aprecia a Nacho y a Daniel un poco más arriba


A punto de finalizar esta magnífica excursión


Mapa del recorrido


Recorrido en Google



Leer más...

viernes, 26 de abril de 2013

Aspe (2.645 m.)


Ascensión con esquís por la vertiente sur (Valle de Aísa)

Los paredones de la Llena de la Garganta y el Bisaurín al fondo vistos desde la cima del Aspe


21 de abril de 2013,      

   Este domingo hemos marcado como objetivo el Pico Aspe con esquís. Es una cima que con buena nieve ofrece un gran descenso.

   Me reúno en Jaca con Daniel, Juan, David, Bea y Javi. Hace ya más de una hora que han salido Rafa y Luis, prefieren subir con tranquilidad pues Luis está en fase de aprendizaje y le gusta practicar con calma.

  En dos coches subimos por la estrecha carretera local hasta Aísa. Tras cruzar el pueblo nos desviaremos a la derecha por la pista asfaltada de unos 9 km. que sube hacia los refugios de Saleras y Rigüelo. Llegaremos a una valla metálica que impide el paso de vehículos. Encontraremos suficiente espacio para aparcar los coches con comodidad en los arcenes.

   Son casi las 10 de la mañana cuando comenzamos a caminar desde la verja (cota 1.480 m.). Da la impresión de que tendremos que portear un buen rato pues la nieve se ve alta.

   Subimos un primer y corto trecho de pista empinada y pronto salimos al valle superior donde ya gozamos de buenas vistas sobre las cumbres nevadas. A la izquierda, apenas se ve desde el camino, hay un refugio de pastores. Enseguida abandonamos por la derecha la pista y bajamos a  cruzar el arroyo, que baja caudaloso por el deshielo. Al otro lado la senda comienza a ascender entre pastizales y matorrales. Algunas manchas de nieve residuales se resisten a desaparecer.

  Obviaremos un desvío hacia la derecha que se dirige hacia el Paso de la Garganta de Aísa y los Mallos de Lecherín. Nuestro sendero está bien marcado y sube hacia el norte directamente hacia el denominado “Embudo”, un estrechamiento que permite salvar unos farallones para subir después por una empinada ladera en dirección a la brecha del Aspe.

   Vemos por delante a varios montañeros que suben con crampones. Es normal encontrar las laderas del embudo con nieve dura. Por seguridad paramos a la entrada del Embudo (cota 1.900 m.) y nos calzamos también los crampones.

  Subimos despacio ya que el sol comienza a calentar fuerte. La nieve esta transformando deprisa y vemos que incluso podríamos haber subido con esquís, pero no nos importa, mejor ser precavidos que llevarse algún susto.

  Hay que salvar un buen desnivel antes de salir al rellano superior. La temperatura aumenta rápidamente, así que aquello pronto se asemeja más a una sartén caliente que a un embudo.

  Tras una buena sudada llegamos a la parte alta donde la pendiente cede. Se agradece la brisa fresca tras la asfixiante subida. Nos calzamos por fin los esquís y continuamos por una vaguada de suaves relieves que se dirige hacia la Brecha de Aspe. Las impresionantes paredes de la Llena de la Garganta comienzan a emerger a nuestra izquierda conforme ganamos altitud.

  En apenas 20 minutos nos plantamos en el collado de la Brecha de Aspe. Vemos que todos los que nos preceden están subiendo con crampones la pala que conduce a la Brecha Superior. Los que bajan esquiando hacen el característico ruido de “nieve dura”, provocado por los cantos al derrapar. Un esquiador se cae y le vemos deslizar un montón de metros hasta que se detiene. Enseguida nos convencemos de que tenemos que volver a poner crampones.

  En la brecha hemos alcanzado a Rafa y Luis, a quienes les acompaña su amigo Carlos. Yo me adelanto con ellos un poco y los cuatro coronamos la cima sobre la una y cuarto de la tarde.

   El día es magnífico. No sopla viento, está despejado y hace calor. Ello invita a permanecer un buen rato en la cumbre disfrutando de las fantásticas vistas.

  Poco a poco nos reagruparemos en la cima. Otra vez nos hemos quedado solos, todo el mundo ha emprendido el regreso. Desde la cima vemos a dos esquiadores que pretenden bajar esquiando hacia Candanchú desde la brecha superior. Está muy empinado y bastante duro. Tras dudar un buen rato deciden desistir. Probablemente hayan hecho bien pues una caída en esa nieve sin transformar hubiera sido muy peligrosa.

   Bajamos con crampones hasta la brecha superior. Nos calzamos las tablas y comenzamos a esquiar. La nieve ha estado recibiendo el sol desde hace rato y se encuentra en unas condiciones excepcionales, ya no está dura como en la subida. De nuevo gozaremos de un descenso inolvidable pues la zona del embudo presenta una perfecta nieve primavera. Encadenamos giros y giros a placer, hasta hartarnos. Parecemos buenos.

  Prolongaremos el descenso con esquís hasta muy cerca del río, buscando lenguas de nieve al oeste de la senda de subida, pues allí  quedan restos de nieve que han visto menos el sol.

   De nuevo cargamos los esquís a la mochila y porteamos la media hora escasa que nos separa de los coches. Finalizaremos la jornada de tertulia al sol compartiendo comida y unas cervezas frías de la nevera de Daniel, como ya es tradición. Todos estamos de acuerdo en que hacer cumbre en esta emblemática montaña, a pesar del largo porteo, merece la pena por su magnífico descenso Volveríamos a repetir sin dudarlo.


  • Desnivel + acumulado: 1.173 m
  • Horario total: 5,5 h. 
  • Distancia recorrida: 9,7 km

Cruzando el río que baja caudaloso por el deshielo


Porteando hacia el "embudo". Pico Lecherín, Mallos y Rigüelo al fondo


Ascendiendo por el "embudo", el sol pega fuerte


Foqueando por terreno más suave hacia la Brecha de Aspe


Los que nos preceden suben con crampones la pala hacia la Brecha Superior


Bea, Daniel y Rafa. Unas fotos mientras la nieve va transformando


Llena de la Garganta. Bonita estampa a nuestra espalda mientras subimos al Aspe


Luis y Rafa en la rampa final


Hacia el Este el Sombrero, Lecherín y Mallos en primer plano. Collarada y Circo de Ip en segundo plano


Cima


Bea y su amado Midi al fondo. David no repara en crema, ya tuvo bastante sol ayer


Llena de la Garganta. Buenas cornisas adornan su cima


Disfrutando del descenso


Apuramos lenguas de nieve hasta cerca del río


Ya solo nos falta un corto porteo hasta los coches


Track del recorrido



Leer más...

miércoles, 24 de abril de 2013

Garmo Negro (3.051 m.)


Ascensión con esquís desde el Balneario de Panticosa

Rafa llegando al collado de Argualas con el imponente Macizo de Vignemale al fondo



20 de abril de 2013,

   La mañana nos recibe fría y ventosa. Hemos decidido no madrugar para que la nieve vaya transformando y poder disfrutar del descenso con esquís. Ya son las nueve y media cuando, bien abrigados como en pleno invierno, comenzamos a portear desde el Refugio Casa de Piedra (1.636 m.).

   Subimos por la senda habitual que se dirige hacia la Mallata Baja. En media hora llegamos al puente del para-aludes del barranco de Argualas (1.800 m.). Como hay suficiente nieve decidimos abandonar la senda de verano y cruzar al otro lado del río. Allí ya podremos calzarnos los esquís y subir foqueando hasta la Mallata Baja entre los pinos por terreno más cómodo.

   Al salir del bosque enlazamos de nuevo con la senda que sube hacia la Mallata Alta. Hay buen espesor de nieve, muy generoso para las fechas que estamos. Se agradece foquear al sol pues sigue soplando alguna racha de viento y la temperatura no es alta.

   Al alcanzar la Mallata Alta dejaremos a nuestra derecha el recorrido habitual de verano que asciende para salvar unos paredones y que coincide durante un trecho con la ruta hacia el Collado de Pondiellos. En lugar de ello continuamos foqueando por el fondo, en dirección oeste y sin apenas ganar altitud. Justo frente a nosotros veremos el Pico de Argualas que nos servirá de referencia. En las paredes de la derecha podremos observar una empinada canal de nieve por donde a veces se puede bajar esquiando. De hecho bajaríamos por ahí tres días más tarde, aunque ahora no lo sabíamos.

   Al llegar al fondo de la vaguada comenzaremos a remontar mediante cortas lazadas, muy próximos a las paredes de roca de nuestra derecha. Los bolos de nieve y restos de un viejo alud que se ha desprendido de las paredes orientales del Pico Argualas dificultan un poco el avance.

   Sobre la cota 2.600 m. comenzaremos a girar hacia el norte con objeto de aproximarnos a nuestro objetivo. Queremos enlazar con la ruta habitual que sube hacia el Collado Argualas, desde donde se atacan las pendientes finales del Garmo Negro.

   Así pues dejamos a nuestra izquierda el Pico de las Argualas  y hacemos un flanqueo que nos va acercando hacia el Garmo Negro. Tenemos las esbeltas paredes de la Aguja de Pondiellos justo frente a nosotros. Atravesaremos durante el avance los restos de otro alud de grandes dimensiones.

   Tras otra nueva subida mediante una docena de zetas alcanzamos el rellano a los pies del Collado Argualas. Paramos un rato a reagruparnos en este pequeño circo formado por las cumbres del Garmo, los Algas y el Argualas. Ya solo nos restan unos 200 metros de desnivel hasta la cima.

   La pala que tenemos que remontar tiene orientación suroeste y está algo dura. La mayoría de la gente asciende con crampones. Nacho pone cuchillas y comienza a subir con esquís. El resto del grupo nos calzamos los crampones. Cuando estamos a punto de arrancar oímos unos gritos y vemos a un montañero que se ha caído y baja arrastrándose a toda velocidad por la empinada ladera. Hay momentos de tensión pues desciende muy rápido.

   Afortunadamente se detiene a escasos metros de donde nos encontramos. Cuando ya está parado vemos pasar junto a él uno de los esquís que bajaba como un misil. A punto está de golpearle antes de desaparecer pendiente abajo siguiendo su frenética carrera. Nos acercamos a ver como se encuentra el accidentado. Aparte del susto tiene unas buenas "quemaduras" ensangrentadas en el brazo debido al rozamiento con el hielo y alguna contusión.

   Nos comenta que en el primer giro junto a la cima se la soltado un esquí y ha caído. La nieve estaba dura y no ha podido detenerse. Afortunadamente no ha bajado dando volteretas y tampoco se ha encontrado cortados o rocas durante su recorrido. Puede considerarse afortunado pues las consecuencias podrían haber sido mucho peores. Tras recuperarse del susto se coloca los crampones y comienza a bajar hacia el Balneario. Vemos que camina bien. Unos compañeros que vienen por detrás le informan que el esquí perdido está un poco más abajo

    Tras este susto continuamos nuestra ascensión a la cima, clavando bien las puntas de los crampones. Nacho ya lleva un rato arriba y hace bastante frío. El día está despejado y gozamos de grandes vistas. Somos los últimos en hacer cima, por detrás ya no viene nadie.

   Algunos de nuestro grupo descenderán con crampones y el resto nos preparamos para bajar esquiando. Hay cierta sugestión colectiva tras haber visto la caída del montañero, así que los primeros giros los hacemos con mucha precaución. Uno no puede dejar de pensar que un error te haría resbalar hasta abajo si no logras detenerte en los primeros segundos pues la pendiente es considerable y la nieve está bien dura arriba.

   Superados esos momentos de tensión comenzamos pronto a esquiar más relajados. Conforme perdemos altitud la calidad de la nieve va mejorando. El fuerte sol de abril ha hecho su trabajo y disfrutamos de un largo y magnífico descenso. Atravesamos los restos de los aludes y bajamos por el barranco hacia la Mallata Alta. A partir de aquí la nieve está muy transformada y encadenamos giros con gran facilidad. Todos gozamos de esta nieve tan fácil de esquiar.

   Llegamos a la Mallata Baja. Las sonrisas y caras de felicidad lo dicen todo. Continuamos descendiendo por el bosque por donde subíamos esta mañana para cruzar de nuevo por el para-aludes. Allí nos cargaremos los esquís en la mochila aunque algunos todavía apurarán algunas lenguas de nieve y lograrán bajar esquiando hasta cerca del balneario.

   Finalizaremos la jornada tomando unas cervezas y picoteando sentados al sol antes de despedirnos. ¡Qué gran descenso!, y no es más que el primero, pues el fin de semana y el día de San Jorge nos depararán otras fenomenales esquiadas.

  • Desnivel + acumulado: 1.425 m
  • Horario total: 7 h. 
  • Distancia recorrida: 11,2 km



Javi, Leo y Bea llegando al para-aludes del barranco de Argualas


Cruzamos el barranco de Argualas por el para-aludes (cota 1.800 m.) para foquear por el otro lado


Dejamos atrás la Mallata Baja. Varias cimas conocidas van apareciendo a nuestra espalda


Por el Este también un buen puñado de cumbres que dominan el Balneario de Panticosa


Nacho llegando al Collado de Argualas


Bea alucina con las vistas


La mayoría subimos con crampones la pala final al Garmo Negro


Leo y Javi en los metros finales


Nos iremos reagrupando en la cima,


Luis y Rafa bajan un poco antes para ir más tranquilos


Daniel y Bea


Comienza el "book" de fotos de Daniel


Durante la bajada paramos de vez en cuando para alargar la jornada y la esquiada


Angel muestra su estilo incluso en las zonas barridas por los aludes


David lleva cuatro días haciendo travesía pero se defiende bien, le echa muchas ganas



Rafa porteando los 200 m. que nos separan del Balneario


Track del recorrido en google






Leer más...