LISTADO DE PICOS

martes, 19 de marzo de 2013

Pic d’Estrémère o del Portalet (2.165 m.)


Ascensión con esquís de travesía desde el Parking de Portalet

Pocos coches en el parking del Portalet. La mañana de hoy invitaba a quedarse en casa, pero ya que hemos venido...

16 de marzo de 2013,   

   Tras una semana revuelta, el sábado las previsiones meteorológicas anunciaban una mañana con nubes altas y sin apenas precipitaciones. Decididos a aprovechar esta tregua nos desplazamos al Portalet con intención de hacer alguna ruta al otro lado de la frontera.

  Conforme vamos ascendiendo por la carretera vemos que los cielos cada vez están más cubiertos. Al llegar al Portalet comprobamos que además hace bastante viento.

   Las máquinas quitanieves están trabajando en la zona de las Ventas así que nos olvidamos de cruzar la frontera y retrocedemos hacia la Estación de Esquí para dejar los coches en el Parking del Portalet.

   Con este panorama elegimos un objetivo modesto y con fácil escapatoria. No tenemos muchas ganas de foquear por las pistas, así que nos decantamos por el cercano Pico de Estrémère o del Portalet.

   Abrigados hasta las cejas nos calzamos los esquís en el mismo aparcamiento y subimos el nevado talud hasta la carretera. Cruzamos el asfalto sin descalzarnos y comenzamos a foquear en dirección E-NE en busca del Puerto Viejo de Sallent.

   El viento va en aumento y hace bastante frío. Las nubes nos engullen y la visibilidad se reduce a unos pocos metros. Cabizbajos y luchando contra el molesto elemento eólico vamos superando las suaves lomas hasta alcanzar el Puerto Viejo, también llamado Col de Peyrelue.

   Buscamos un resguardo y nos reagrupamos para dialogar. Vemos que las rampas que suben hacia la cumbre del Estrémère parecen seguras y decidimos continuar hacia arriba. Ponemos ahora rumbo NW y comenzamos a ascender buscando las laderas de menor pendiente.

   Llegamos a la altura de un pequeño espolón rocoso. La cima ya se ve cercana y solo nos resta superar una última pala algo más empinada. Me adelanto con Javi para ir trazando la huella. Conforme ganamos altitud veo que la pendiente aumenta y al cortar con los esquís se desprenden pequeñas placas que ha formado el viento. Aunque ya estamos cerca del lomo decido hacer una diagonal y alejarme para encaramarnos al cordal por la zona de menor pendiente.

  Carlos y Ana nos ven pelear contra el viento en esa pala y deciden esperar a resguardo junto al espolón rocoso. Javi y yo continuamos. Salimos al cordal y nos encontramos con furiosas rachas de viento que amenazan con hacernos salir volando hacia Francia. Más de una vez tenemos que parar y agacharnos para evitar caer. Una de las ráfagas me arranca la capucha y sale volando la gorra que llevaba debajo. Yo ni siquiera me doy cuenta pero según me dijo Javi, que venía detrás, calculamos que con la fuerza del viento la gorra seguramente a los cinco minutos estaría sobrevolando Paris.

   Llegamos a la antecima del Pico Portalet. Para no hacer esperar a los demás decidimos no pasar a la cima principal, que está separada por un pequeño colladito.

   Quitamos las pieles con cuidado, intentando que no salgan volando. Desde la antecima nos lanzamos directamente por la pendiente hacia el punto donde nos esperan los otros. Nos limitamos a dejarnos deslizar pues sin visibilidad no se distingue el relieve y resulta imposible dar un giro decente sin perder el equilibrio.

   Tras descender la pala nos reunimos los cuatro y continuamos juntos, sin perdernos de vista. Regresaremos por el trazado más directo sin pasar por el Puerto Viejo de Sallent. Nos lanzamos por las laderas que bajan directamente hacia la carretera. Todos terminaremos en el suelo más de una vez. Practicamos el "esquí supervivencia", se trata de bajar evitando riesgos, las formas y el estilo son lo menos importante. Entre la nula visibilidad y el viento uno no sabe si está parado, si está subiendo o bajando. Para colmo se ha formado una pequeña costra que dificulta los giros.

   Afortunadamente la distancia a recorrer es poca. Alcanzamos pronto la carretera, que cruzamos de nuevo sin quitarnos los esquís, y continuamos esquiando por el talud hasta casi el mismo coche.

    Una vez en el parking Javi decide quedarse un poco más foqueando por las pistas, a pesar de que está comenzando a nevar. Los otros tres ya hemos tenido bastante viento y nos bajamos a Escarrilla para tomar una cerveza antes de despedirnos.

  • Desnivel + acumulado: 466 m
  • Horario total: 2 h. 50 min.
  • Distancia recorrida: 5,4 km.



Ya hemos cruzado la carretera sin descalzarnos. Quizás hay sido la parte más "arriesgada" de la excursión


Mala visibilidad, viento fuerte, ausencia de relieves...no es raro terminar mareado


Cabizbajos, foqueando contra el viento rumbo al Puerto Viejo


En la antecima del Pico del Portalet. ¡Anda, he perdido la gorra!


Llegando de nuevo a la carretera. Hay que sortear el vallado de espino


Mapa con el recorrido en color azul


Track del recorrido en Google





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martes, 12 de marzo de 2013

Pico Marmida (2.079 m.)


Ascensión con esquís de travesía desde Selva de Oza (Valle de Hecho)

Isidro en el collado de Lariste con el Bacque detrás

9 de marzo de 2013,     

   Hoy teníamos la intención de subir al Pico Lariste. Cerca de la cumbre nos encontramos con una visibilidad casi nula que aconsejó no acometer la ascensión de la empinada pala final en esas condiciones. Cuando ya nos disponíamos a descender, aprovechando una corta ventana de buen tiempo, un rápido cambio de planes nos permitió ascender al Pico Marmida, cumbre emplazada al este del Collado de Lariste que nos dejó con buen sabor de boca a todos.

   Las previsiones meteorológicas no eran del todo buenas. Pero como somos cabezones vamos una vez más a probar suerte. Pasamos Hecho y continuamos hacia la Selva de Oza, con la carretera convertida en algunos tramos en un auténtico río. Se nota que ha llovido y las temperaturas han sido altas esta semana. Los barrancos que se despeñan hacia la Boca del Infierno bajan tumultuosos. A la derecha de la carretera el incipiente río Aragón-Subordán baja bravo y crecido.

  Llegamos hasta el Camping de la Selva de Oza, nada más cruzar el puente que hay junto al refugio Selva de Oza, y aparcamos allí. La pista que sube hacia Guarrinza y La Mina está repleta de nieve y no se puede seguir en coche, cosa habitual en invierno.

   Un poco antes de las 10 comenzamos a foquear. El tramo de pista hasta desembocar en los llanos de Guarrinza se hace pesado, sobre todo a la vuelta donde habrá que remar un buen rato.

   Frente a nosotros puede verse en la lejanía el barranco de las Foyas por donde tendremos que ascender en dirección al Pico Lariste, una de las cumbres fronterizas que se encuentran en el entramado de cimas que se alzan al este del Ibón de Acherito. Se llega incluso a ver la cima del pico, muy lejos todavía.

  Conforme avanzamos el cielo se va cubriendo, aunque no hace excesivo frío.

   Tras cruzar el puente que nos devuelve a la margen orográfica derecha del Aragón-Subordán seguimos foqueando por terreno llano hacia el cruce de sendas a la altura del barranco de Acherito. Dejamos a la izquierda el desvío del GR11 que sube hacia el Collado de Petraficha y cruzamos otro puente que salva el barranco de Acherito.

  A partir de aquí comenzamos a remontar con rumbo norte hacia la entrada del barranco de las Foyas, ruta normal para ascender al Ibón de Acherito y el Puerto del Palo.

   El camino es sencillo. Se trata de subir por el fondo del barranco hacia el noreste. Dejaremos pronto el desvío del Ibón a nuestra izquierda y el del Puerto del Palo a nuestra derecha.

   En cotas bajas se notan los efectos de las lluvia y las altas temperaturas de la última semana. Algunos torrentes comienzan a abrirse y nos obligan a descalzar los esquís un par de veces. La nieve se encuentra también muy húmeda y con algunas “trampas”.

   Conforme ganamos altitud la calidad de la nieve mejora. A partir de la cota 1.700 hay buen espesor. Las precipitaciones a partir de esta cota parece que han sido en forma de nieve.

   Con el transcurrir del tiempo la visibilidad disminuye. En algunos momentos nos vemos envueltos en una especie de “limbo” blanco. No se distingue el cielo de la nieve y a veces uno no sabe si sube o baja. El relieve desaparece y se llega a sentir cierta sensación de vértigo al carecer de referencias visuales. En estas condiciones es muy fácil desorientarse.

  Carlos y yo vamos bastante adelantados y decidimos parar para reagruparnos. Mientras esperamos comenzamos a quedarnos helados pues la temperatura ha bajado bastantes grados al aparecer la niebla. Entretanto vemos bajar a un grupo de cuatro esquiadores. Nos dicen que la nieve está blanda hasta la cima del Lariste y que tengamos cuidado con las cornisas.

  Una vez nos hemos reagrupado continuamos para arriba. Seguimos las huellas de los esquiadores que acaban de bajar. Llegando al collado de Lariste las huellas desaparecen, ¿qué extraño?. Seguimos avanzando entre la niebla orientándonos con el GPS y comenzamos a ganar altitud. Suponemos que estamos en la pala que sube a la cima, pues no vemos más de cinco metros por delante de nosotros. El altímetro nos indica que estamos a 2.070 metros y el Lariste tiene solamente 2.140 m. con lo cual ya falta poco para coronar.

   Alcanzamos una pequeña antecima cuando se abren un poco las nubes. Por delante se adivina una cresta que se estrecha. Sabemos que hay importantes precipicios hacia la derecha. Tanteamos por la izquierda y vemos que la nieve está bastante dura. Deliberamos un rato. Decidimos bajar un poco para intentar enlazar con la pala cimera a una cota inferior. La nieve sigue estando dura y a causa de la niebla nos preocupa hasta donde iríamos a parar en caso de caída.

   En estas condiciones decidimos no tomar ningún riesgo y abandonamos la idea de hacer cumbre. Volvemos sobre nuestros pasos de nuevo al Collado de Lariste con intención de regresar. De pronto despeja,  parece que la meteo nos da una segunda oportunidad.

  Ahora podemos ver la pala que sube a la cima del Lariste. Se adivina muy dura y no vemos ninguna huella. Desde luego el grupo que antes hemos encontrado no ha subido a esa cima. Deducimos que han debido de subir al Marmida.

   Motivados por tener de nuevo visibilidad decidimos intentar la cumbre del vecino Pico Marmida, que no parece difícil. Bajamos un trecho esquiando y acometemos la subida final, unos andando y otros con esquís.

  Llegamos a la cima, todos contentos a pesar de ser un plan B. No perderemos mucho tiempo, otra vez se nos echa la niebla encima así que decidimos regresar esquiando guiados por nuestra huella de ascenso.

   En cotas altas disfrutamos esquiando con facilidad pero conforme perdemos altitud la nieve comienza a estar cada vez más pesada y húmeda. Hay que ir con cuidado pues a veces se rompe y te hundes hasta la rodilla.

   Llegando a Guarrinza comienza a llover, lo justo para calarnos en un momento. Afortunadamente la lluvia cesa pronto pero todavía nos queda la larga pista donde habrá que remar a fuerza de bastones, poniendo a prueba nuestros bíceps.
  

  • Desnivel + acumulado: 935 m
  • Horario total: 6 h. (a ritmo tranquilo), 
  • Distancia recorrida: 15,2 km.

Desde la pista ya vemos al fondo el barranco de las Foyas por donde ascenderemos y el Lariste asomando


El Aragón-Subordán comienza a llevar buen caudal fruto del deshielo y las lluvias


En la parte alta del barranco de las Foyas, antes de entrar en la niebla


Preparándonos para un breve descenso antes de acometer la subida al Pico Marmida que tenemos enfrente


En el collado de Lariste, contentos de tener visibilidad de nuevo


Rafa y las cumbres de los Pourtet y Laraille detrás


Vistas hacia el norte, en Francia


Al retirarse momentáneamente la niebla podemos ver el Lariste, cuya cima hemos descartado


Daniel en la cima del Marmida


De regreso nos pilló la lluvia. Así es el "esquí" de montaña


Track del recorrido en Google






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jueves, 7 de marzo de 2013

Bosques de Sansanet II, travesía desde Forges de Abel a Canfranc Estación


Veintitantos caminando sobre el túnel de Somport

En la explanada del parking de Sansanet numerosas familias disfrutan de la nieve con inmejorables vistas


3 de marzo de 2013,

   Hoy vuelvo a Sansanet.  Con nieve y un día soleado, como el año pasado.
 
   Pero esta vez no iré solo con Elena.  Lanzo la propuesta a algunos amigos y veo primero con sorpresa, y luego ya casi con preocupación, que conforme se acerca el domingo se va apuntando cada día más gente. Al final seremos veintiséis.  A ver si tal y como está el patio nos van a multar por “concentración no autorizada”, je.

   Elegimos como punto de reunión Canfranc-Estación. Hora zulú: las 09:30. Algunos tienen que alquilar raquetas. Solo de pensar en la caravana que se puede montar por la masiva afluencia de esquiadores ese día me da por pensar que ni a la hora del “déjeneur” estamos en Francia, que viene a ser lo mismo que las doce del mediodía para los de este lado de los “Pyrénées”. La probabilidad de que surjan imprevistos en una actividad común es directamente proporcional al cuadrado de la gente que conforma el grupo.

  Primera sorpresa agradable del día. A las 09:00 me llama Eduardo. Los “Patanegra” ya están frente a la Estación de Canfranc viendo “no pasar” los trenes. Los de la capital del cierzo y los laurentinos han sido puntuales. El grupo que habíamos quedado en Jaca también hemos cumplido horarios y enseguida nos plantamos allí. Hasta da tiempo para tomarse un café mientras pasamos “lista”, ¡a ver si alguno se va a escaquear!

  Nos falta Teresa. Pero al salir del bar nos encontramos que acaba de aparcar con un pedazo de furgoneta con más espacio libre que la estación del AVE de Zaragoza. La pobre no puede ni saludar, no ha dicho esta boca es mía cuando ya le hemos encasquetado en el furgón un montón de raquetas, dos pares de esquís, botas, bastones, mochilas y adminículos varios como para llenar un pasillo de la sección de montaña del “Decarthon”.

   Organizamos los coches, dejando un par de ellos en Canfranc Estación para luego regresar a buscar los otros. Cruzamos el túnel de Somport cual manada de ñúes huyendo del Serengeti. Recorremos los 8,5 kilómetros bajo las entrañas de la montaña raudos y veloces. Bueno, veloces no, que como pases de 80 te meten una receta que te crujen vivo.

   Salimos por la otra boca del túnel ya en territorio galo, ¡oh milagros de la ingeniería moderna!. Continuamos algo así como un kilómetro internándonos en el país de Baudelaire hasta que vemos un desvío a la izquierda que indica “Forges de Abel”.

   Al poco de tomar el desvío hay una pequeña explanada donde inexplicablemente solo hay tres vehículos. En un visto y no visto tomamos al asalto el parking y lo dejamos rebosante de coches haciendo auténticas maniobras de virtuosos del tetris.

   Todo va a la perfección, casi no me lo puedo creer. Son las 10:00 cuando todo el grupo, bien pertrechado y raquetas en mano, comienza a caminar por la pista que sube a Espelunguère. No hemos caminado ni 200 metros cuando alcanzamos un talud que corta el acceso. A partir de aquí la pista se encuentra desaparecida bajo un metro de nieve como mínimo.

  Nos hacemos la foto grupal, como testimonio del “yo estuve allí”. Nos colocamos las raquetas y comenzamos a caminar.

   Alcanzamos en un santiamén el desvío a mano izquierda del sendero que se dirige hacia Sansanet. El primer tramo sube por el hayedo, con pocos descansos. Son unos 200 metros de desnivel de esos que enseguida dan la sensación de que sobra ropa. Es quizás el tramo más pronunciado de todo el trayecto. Lástima que dos “integrantas” del grupo deciden darse la vuelta. Ya nos habían avisado antes, que venían a probar y que no les tuviéramos en cuenta si se marchaban. Como tienen coche prefieren regresar y dar un paseo en terreno llano.

   Pero la subida merece el esfuerzo porque al salir del bosque desembocamos en un rellano blanco y resplandeciente donde el sol nos da los buenos días de frente con dos cálidos besazos en las mejillas. Paramos a reagruparnos y a recuperar el aliento. A la izquierda, sobre un pequeño promontorio, se adivina el tejado de un pequeño refugio.

  Continuamos el recorrido. Tras llanear un poco volvemos a entrar en el bosque.  Ganamos altitud casi sin darnos cuenta.  Acompañados por las hayas, desnudas de hojas, que se desperezan a estas horas con sus ramas elevadas buscando la tibieza del sol.

   Pronto alcanzamos el desvío del Parking de Sansanet. Obviamos la trillada senda que sube hacia el ibón de Estanés y nos adentramos en la parte más íntima del bosque.  Seguiremos la senda que rodea el barranco de la “Gave de Aspe”,  que baja del paraje de la Chorrota por donde se despeñan las aguas que recogen las grandes cimas de la Llena de la Garganta y Llena del Bozo,  que junto con el Aspe,  conforman la triple corona del Valle homónimo.

    El recorrido llega a un puentecillo que salva el barranco. Al menos un metro y medio de nieve apelmazada cubre el puente. Este año está siendo generoso en precipitaciones. Cruzamos el puente y el sendero gira casi 180º. Aquí las huellas desaparecen. Hace días que nadie se ha adentrado por estas espesuras.

   Voy bien atento al GPS pues es fácil equivocarse ya que el sendero zigzaguea entre las hayas y es irreconocible. Ni siquiera hay marcas en los árboles.

   Ganamos de nuevo altitud y por fin oímos voces. Estamos cerca de las pistas de esquí de fondo. Llegamos a un cruce y paramos a reagruparnos. En el grupo reina el buen humor, del que Toño anda sobrado con sus ocurrencias.

   En el cruce nos desviamos a la izquierda. Bajaremos por la “Senda de Camille” en busca de la explanada del Parking de Sansanet. Caminamos siempre por el interior del bosque. Centenarias hayas y algunos frondosos abetos amenizan nuestra marcha.

   Alcanzado el lindero nos encontramos con la gran explanada nevada donde un montón de familias disfrutan con trineos de la nieve. Un paisaje bucólico pastoril con niños sonrientes, sol y nieve, propio de un cuento de Navidad. Da la impresión de que en cualquier momento aparecerá el tío calvo de la lotería repartiendo boletos entre tintineos de campanillas.

    A nuestra espalda se alzan las escarpadas cumbres de la Cúpula de Secús, el Liouviella, El Acué y la Sierra de Bernera, configurando una preciosa estampa alpina.

   Paramos un rato en la explanada mientras contemplamos el paisaje y charlamos. Algunos muñecos de nieve adornan los prados. Hacemos fotos y emprendemos de nuevo la marcha. La idea es subir hasta el Puerto del Somport y comer allí. Algunas voces piden comida. El hambre empieza a cundir entre la tropa.

   Remontaremos por el Camino de Santiago en dirección al Somport. El calor aprieta y ya se comienza a notar el cansancio. Al llegar a la Estación de Esquí de Fondo del Somport, justo donde están los repechos más fuertes, el clamor por una parada de avituallamiento comienza a ser insistente.

   Decidimos parar a comer allí, junto al parking. De esta forma esperaremos también a Pachi y Carlos, ambos con esquís, que se han quedado algo retrasados porque Pachi quitó las focas de los esquís creyendo que el Parking de Sansanet era el del Somport, que es donde tiene la autocaravana aparcada.

   Casi no hemos dado el primer mordisco al bocata cuando los vemos aparecer.

   Tras calmar los deseos de la gula, y temiendo que la pereza se adueñe del grupo, pues raro es el pecado capital que se manifiesta solo,  intento reemprender la marcha sin demora.

   En pocos minutos alcanzamos la frontera del Portalet. Cruzamos bajo el antiguo puesto fronterizo con las raquetas puestas, andando torpes por el mismo asfalto, igual que una bandada de patos cansinos.

   Ya en territorio español iniciamos el descenso de nuevo por el Camino de Santiago. En esto que pasa la Guardia Civil y nos dice que “nanai de la china”, que si el barranco está cortado y que no podemos ir por ahí. Pues nada, a sus órdenes mi comandante, nos quitamos las raquetas y bajamos por la carretera antigua hasta Candanchú.

   Entre que andamos por el asfalto, que mira tú que andada más larga, que si llego a saber que esto son seis horas me hubiera ido a pasear al parque, que si Pachi tiene la autocaravana y eso da alas para “huir” en coches de apoyo, me encuentro que antes de salir de Candanchú ya hemos perdido a varias unidades del grupo. La primera: mi mujer. ¡Cobardes!, ¡Qué hemos salido a andar!

   Bromas aparte, el resto del grupo “trepamos” de nuevo al Camino de Santiago para regresar hasta Canfranc Estación, porque con el paquetón de nieve resulta más apropiado el verbo “trepar” que “desviarse”.

   Al trote con las raquetas cruzamos la carretera general y ya por la margen izquierda del Río Aragón continuamos devorando kilómetros, siempre por terreno nevado.  La tarde va cayendo, el sol nos dice adiós por encima de Rioseta. Pero a pesar del cansancio resulta placentero poder caminar entre los árboles mientras al otro lado del río la enorme caravana de coches fluye lenta y pesada como una hemorragia sin control desde las estaciones de esquí.

    Pasado el cruce de Canal Roya decidimos volver a la otra margen del río aprovechando un puente. Cargamos las raquetas en la mochila y regresamos por la antigua carretera hasta la misma Estación, donde nos esperan los “desertores”.

  Con la sensación de haber aprovechado un buen día de montaña todavía tendremos tiempo para tomarnos una cerveza esperando que el tráfico se vaya normalizando.
  
  • Desnivel + acumulado: 719 m
  • Horario total: 7,5 h. 
  • Distancia recorrida: 18,2 km


Avanzamos como un tren


Algo de verde sobre tanto blanco


Por encima de la Chorrota asoma la Llena del Bozo


Bonitos ejemplares de hayas en el bosque de Sansanet


Por la "Senda de Camille" alcanzamos la explanada de Sansanet 


Seguimos hacia el Somport por el Camino de Santiago


Bonita estampa alpina dejamos a nuestra espalda


Siguiendo la huella con el sol ya bastante alto


Vistas desde el lugar elegido para comer


El Acué o Gabedaille


Dejamos atrás Candanchú para regresar por el Camino de Santiago hasta Canfranc E.


Track en google


Track sobre plano



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miércoles, 6 de marzo de 2013

Chinebral de Gamueta (2.329 m.)


Ascensión desde la “Fuente de los Clérigos”

Bea y Clara. El bosque de Gamueta queda abajo. Peña Ezkaurre al fondo

2 de marzo de 2013,

   Queremos aprovechar la buena innivación del Valle de Ansó, así que hoy nos desplazaremos hasta el refugio de Linza para ascender con esquís al Chinebral de Gamueta, unos los clásicos de esta zona.

   La carretera entre Zuriza y el refugio está literalmente “excavada” en la nieve. En ambos laterales se acumulan entre uno y dos metros  y queda el espacio justo para pasar con un vehículo. Cuando viene otro coche en dirección contraria hay que dar marcha atrás hasta encontrar un apartadero que permita pasar a ambos.

   Al llegar al refugio nos encontramos que la explanada del parking está a rebosar. Tenemos que aparcar nada menos que tres coches con lo cual damos rápidamente la vuelta y retrocedemos un kilómetro hasta encontrar un hueco donde milagrosamente podemos estacionar todos.

   Estamos muy cerca de la Fuente de los Clérigos (cota 1.300 m.) Descartamos la idea original de subir desde el Refugio por el “Paso del Caballo” para no tener que caminar por la carretera. Subiremos por la senda que discurre por el bosque de Gamueta hasta enlazar con la otra ruta en las proximidades del "Paso del Oso".

   Comenzamos a foquear por una explanada en dirección este. Vadeamos un pequeño arroyo y ascendemos por una suave loma en dirección al bosque. Transitaremos un rato por el hayedo sin apenas ganar desnivel siguiendo el trazado de un PR.  Bonitos ejemplares de hayas nos acompañarán durante la marcha. Si nos fijamos bien podremos ver incluso algún ejemplar aislado de tejo.

   Al salir del bosque, en un amplio rellano, giraremos a la izquierda para poner rumbo hacia una empinada pala. La ladera está repleta de montañeros que ascienden zigzagueando. Somos muchos los que hemos salido a disfrutar de este magnífico día soleado.

   Pronto dejamos atrás el bosque y alcanzamos la base de la pala, muy cerca del llamado "Paso del Oso" y donde hay un refugio metálico. Hoy no lo veo, supongo que estará sepultado por la nieve. Comenzamos a remontar siguiendo la huella de los que nos preceden. En la parte alta encontramos algún tramo duro donde algunos ponen cuchillas para avanzar con mayor tranquilidad.

    Sobre la cota 1.800 alcanzamos un rellano superior donde aprovechamos para reagruparnos. Ahora toca ascender una segunda ladera. Vemos que la mayoría de la gente pone cuchillas y algunos directamente crampones. El sospechoso brillo de la nieve nos indica que está helada. Es una zona expuesta al viento y con  poca insolación.

   Todos en nuestro grupo ponemos cuchillas. Pronto alcanzamos un segundo rellano donde ya podemos divisar frente a nosotros la alargada loma que conduce a la cima del Chinebral, que se muestra abrupta desde esta perspectiva por su vertiente norte. Estamos en la llamada “Plana de Diego”. Por la izquierda se yerguen las vistosas cumbres del Acherito, el Petrechema y la Mesa de los Tres Reyes.

    Siempre en dirección Este acometemos la subida por el extenso lomo que nos encaramará hasta la arista cimera. La mayoría de la gente sube con crampones ya que algunos tramos se ven duros y venteados, En la parte alta, donde el sol ha dado con más intensidad, la nieve presentará mejor aspecto.

   Al llegar arriba habrá que trasponer una fácil brecha. Ya solo tendremos que remontar otro repecho, caminando cerca de la arista, para alcanzar la cumbre. Poca gente permanece en la cima, la mayoría ya han comenzado a descender. Nosotros somos un grupo de doce personas y llevamos un ritmo bastante lento. Creo que hoy cerraremos cima.

  Cada uno sube a su ritmo. Estaremos una hora hasta que todos hacemos cumbre. A pesar del sol corre un viento bastante frío y apetece bajar.

   Tras las fotos de rigor y prepararnos para el descenso comenzamos a esquiar la fantástica pala que desde la misma cima baja hacia el barranco en dirección suroeste. La nieve está en buen estado y disfrutamos como chiquillos.

   Continuaremos perdiendo altitud en dirección oeste, por una sucesión de lomas y barranqueras bien innivadas. El descenso puede realizarse por varios lugares, a gusto de cada uno y según la calidad y cantidad de nieve que encontremos. Se trata de bajar hacia el fondo del barranco hasta confluir con el rellano en el lindero del bosque por donde foqueábamos durante la subida, sobre la cota 1.500 m.

   Antes de alcanzar el rellano seguramente nos tocará remar y remontar un breve trecho. En esta ocasión algunos pudimos evitarlo haciendo una media ladera por la derecha sin bajar al fondo del barranco, aunque al alcanzar el bosque hubo que descender algún pequeño escalón rocoso que requiere habilidad  con los esquís.

   Una vez enlazamos con la ruta de subida regresaremos sobre nuestros pasos, dejándonos deslizar por la huella, hasta alcanzar de nuevo el punto de partida.

  •  Desnivel + acumulado: 1.037 m
  • Horario total: 7 h. (a un ritmo normal lo  habitual son unas 5 h.
  • Distancia recorrida: 12 km.



Iniciando la marcha. Detrás se adivina la "zanja" excavada en la nieve por donde discurre la carretera


Entrando en el hayedo de Gamueta


Anayet llegando al primer rellano con Peña Ezkaurre al fondo


Daniel y las "secretarias" llegando al mismo punto


Carlos observa el Acherito, con su empinada pala. A la derecha ya vemos la alargada silueta del Chinebral de Gamueta


Esta foto me la sacó Carlos subiendo la última pala


La brecha que antecede a la cima


Últimos metros


Por el Valle de Hecho asoman el Castillo de Acher, Bisaurin, Agüerri, Peña Forca...


En la divisoria Ansó-Hecho se concentra un caos de cumbres: Gorreta de los Gabachos, Mallo Gorreta, Anzotiello, Quimboa, Petraficha, Chipeta, Peña Forca....


Poco a poco todos vamos alcanzando la cumbre


Leo y Pachi llegando a la cima


Descendiendo


Carlos disfruta en la primera pala. Txamantxoia al fondo


Desde el rellano que precede al bosque vemos las palas y barranqueras por donde hemos descendido (parte izda. de la foto)


Track del recorrido en google







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