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miércoles, 6 de junio de 2012

BTT Calcenada en solitario (Vuelta al Moncayo)


Recorrido de la Calcenada en BTT con salida y llegada en Lituénigo. Una crónica del recorrido en primera persona

2 de junio de 2012,

   Hace un par de años que me venía rondando por la cabeza intentar la Calcenada en BTT. Es una prueba dura y exigente, no en vano combina las dos cifras 100-2.000 (100 kilómetros de recorrido y más de 2.000 metros de desnivel positivo acumulado). Para un simple aficionado a la bicicleta de montaña son datos que, combinados en un mismo recorrido,  nos indican que no se trata de un simple paseo.

  Si a esto añadimos el calor, el reto se convierte en bastante exigente.

   Como se trata de una prueba personal decido que haré el recorrido sin prisas, parando para hacer fotos y tomándomelo con calma, pues solo quiero ver si soy capaz de completar la ruta. No he llevado ningún entrenamiento previo especial, simplemente he hecho algunas salidas los fines de semana anteriores. No se si estaré preparado, pero uno nunca lo sabe a menos que afronte el reto.

   En general el 75% del trayecto discurre por pistas de tierra en buen estado y un 25% transita por carreteras locales. Casi todo el recorrido está marcado con marcas blancas y rojas de sendero GR. Si se está en muy buena forma se puede realizar todo el recorrido subido en la bici, aunque lo normal para el aficionado medio es tener que desmontar en algún tramo ascendente.

   Este fin de semana me encontraba en tierras riojanas. Por este motivo, como haré la prueba en solitario y a mi aire, elijo como punto de partida la localidad de Lituénigo (734 m.), simplemente porque es el punto más cercano para desplazarme. Al fin y al cabo se trata de un recorrido circular.


Capítulo 1- De cómo me topé con un corzo volador

   Dan un día muy caluroso y decido madrugar. Un poco antes de las siete de la mañana comienzo a pedalear. Debo dirigirme hacia el cercano pueblo de Litago (777 m.). Lo que yo suponía un comienzo suave se inicia con una rampa dura por un camino algo roto, con piedras sueltas. Le sigue una bajada y de nuevo otro tramo duro de subida. No llevo ni quince minutos y ya estoy sudando y jadeando. Como todo sea así no llegaré  muy lejos.

   Supero la población de Litago y para mi tranquilidad compruebo que la calidad de la pista mejora mucho. Así pues me relajo un poco y continúo en dirección a la Central de Morca (1.000 m.). Recorreré unos 4 km. por pista mientras gano altitud hasta desembocar en la carretera que sube hacia el Santuario del Moncayo. Continúo 1 km. por la carretera antes de desviarme hacia Añón, pasando junto a la Central Eléctrica.

   La carretera de Añón se recorre pendiente abajo así que me dejo llevar sin dar pedales. Es temprano y en la penumbra no hay mucha visibilidad. Voy tan sigiloso que en una de las curvas me doy un susto de muerte pues de entre la maleza aparece un corzo que casi me lo trago entero. No se quién se asustó más, el animal o yo, pues me lanzó una especie de bramido y lo vi desaparecer como alma que lleva el diablo dando grandes botes por el bosque. Yo paré en seco y me quede al borde de la cuneta algo atónito.

  Tras esta especie de alucinación, que es como lo recuerdo, sigo con cuidado por la carretera. Antes de llegar al pueblo hay que desviarse por una pista de tierra a mano derecha que desciende hacia un merendero para cruzar un puentecito medieval (784 m.) que salva el río Huecha. Desde aquí continuaremos hacia la localidad de Alcalá de Moncayo (785 m.). A la izquierda disfrutaremos durante el recorrido de buenas vistas del caserío de Añón de Moncayo.


Capítulo 2- De la contemplación de las Peñas de Herrera y el reencuentro con la serpiente de la Tonda

   Llegamos a las afueras de Alcalá y giramos rumbo sur en dirección a las vistosas Peñas de Herrera que nos ofrecerán una bonita estampa durante varios kilómetros de trayecto. La pista se desviará más adelante hacia la izquierda para iniciar la subida hacia el Collado Negro (1.008 m.). El último tramo está asfaltado lo que facilita la ascensión.

  Alcanzado el collado, que no se me hace duro, iniciamos ahora el descenso hacia el cercano pueblo de Talamantes (890 m.). Llegamos al pueblo por el norte rodeando las ruinas del castillo. Cruzaremos el pueblo descendiendo sus calles y nos desviamos por una senda que se eleva hacia la cercana ermita de San Miguel. Aquí enlazaremos con una pista que parece alejarnos del Moncayo. A nuestra izquierda veremos la carretera de Talamantes, que cada vez iremos dejando más lejos. Nos dirigimos hacia el Collado la Tonda (1.145 m.).

   La pista va tornando hacia el sur mientras supera varios altibajos. Esta es la tónica general del recorrido, cuando ganas altura la vuelves a perder para salvar alguna depresión o barranco que cruza el terreno. Me tomo la subida con calma. Cuando estoy alcanzado la cota más elevada veo una serpiente deslizándose junto al camino. Me alejo instintivamente y me doy cuenta que cuando estuve caminando por esta misma zona hace unos meses vi una serpiente muy parecida, ¿será la misma? Corono el collado y veo el Monte La Tonda a mi derecha (oeste).

   De nuevo toca bajar, así que desciendo con cuidado, sin coger mucha velocidad ya que voy solo y hay que ser prudente. La pista desemboca en la carretera de Calcena (820 m.), que habrá que recorrer durante varios kilómetros antes de llegar a dicha localidad.


Capítulo 3- Del descanso en Calcena y la dura subida al Tablado

   Son las 10 de la mañana cuando entro en Calcena, localidad donde se inicia cada año la Calcenada oficial. Llevo un horario mejor del esperado, y eso que voy bastante tranquilo. Decido tomarme un descanso y paro para comer algo de fruta y repostar agua.

   Tras el breve reposo vuelvo a subir a la bici y me dirijo hacia Purujosa (911 m.).  Este tramo discurre por la carretera en ligera subida. Rebasado el pueblo de Purujosa, cuyo caserío queda a nuestra derecha en lo alto, nos desviamos por una pista hacia la izquierda. Aquí comienza la dura ascensión al Collado Tablado (1.354 m.), frontera con Soria.

   La pista asciende por la margen orográfica derecha del barranco Matarranas. La mañana ya está bastante avanzada y el sol brilla fuerte, el viento no sopla en esta vertiente y los kilómetros acumulados en el cuerpo ya se van notando. La parte final de esta ascensión se me hace muy dura, pero lo que más noto es el asfixiante calor, se hace difícil respirar. El ambiente es sofocante, como el que precede a una tormenta, que descargaría esa misma tarde.

   Me tendré que bajar de la bici hasta en tres ocasiones jadeando y empapado en sudor. Intento descansar un poco subiendo a pie. La espalda también agradece un cambio postural.

  Por fin llego al collado y se abre ante mí el altiplano soriano al sur del Moncayo. Un soplo de viento fresco inunda mis pulmones y me siento muy aliviado. Me tumbo un rato en una sombra en el collado y bebo abundantemente. Frente a mí, en lo alto de las lomas del Tablado, varios aerogeneradores giran pausados, oigo el zumbido de las palas mientras se agitan incansables. Pronto me noto recuperado.


Capítulo 4- Del periplo por tierras sorianas

  Ahora pedalearé en dirección a Borobia (1.123 m.). Las pistas son buenas y discurren entre campos de cereal con buenas vistas de la vertiente sur del Moncayo. En las laderas más bajas me llama la atención una extensión de color rojo que contrasta llamativamente con los colores ocres y verdosos. Me fijo bien y llego a la conclusión de que se trata de miles de amapolas agrupadas en un bancal, parece un criadero de opio.

   Llego a Borobia y de nuevo recargo agua en la fuente del pueblo. Menos mal que puedo aprovisionar pues en caso contrario hubiera sido imposible completar la ruta.

   Desde Borobia el trayecto irá girando rumbo norte en dirección a Cueva de Agreda pero antes pasaré por el suave Collado de Tranca (1.277 m.). Acompañado de campos de secano salpicados por alguna paridera y algún árbol aislado nos iremos acercando a las faldas del Moncayo hasta alcanzar Cueva de Agreda (1.291 m.). En este tramo por tierras sorianas he acumulado bastantes kilómetros ya que los desniveles son muy llevaderos y se rueda alegremente.

   En Cueva de Agreda haré una última parada para abastecerme de agua y encarar la última subida del día. Se trata del Collado del Canto Hincado (1.479 m.), máxima cota del trayecto. No obstante esta subida se me hace mucho más llevadera que la del Collado Tablado pues el desnivel desde Cueva de Agreda es de unos 200 metros solamente.

   En el collado me doy cuenta que la prueba está vencida pues casi todo lo que resta de recorrido es en descenso. Como veo que el cielo se comienza a cubrir decido no perder tiempo y comienzo a bajar. A la izquierda disfruto de infinitas vistas de la zona oriental de Soria. Abajo se distinguen las grandes poblaciones de Ólvega y Ágreda. Paso junto al “Mirador de los Cejos” y me detengo un rato a contemplar el paisaje.


Capítulo 5- Del fin de mi viaje y el incidente con un fiero can

  Continuo el descenso mientras la pista va girando hacia el este, intuyo que voy completando poco a poco la circular al Moncayo. Paso cerca de Aldehuela y Vozmediano, que quedan a mano izquierda pero algo alejadas. En un bache se me apaga el GPS y tengo que parar. Vuelvo a conectarlo y continúo. No he recorrido ni un kilómetro cuando se vuelve a apagar. Cambio las pilas y prosigo. De nuevo en un bache se apaga. Esto no me gusta nada. Creo que de tanto traqueteo el aparato ha acusado las vibraciones y hace mal contacto. Ya había oído que esto les había ocurrido a otros ciclistas.

   Continúo muy despacio, intentando una conducción suave, aunque se me apagará en varias ocasiones más antes de terminar la ruta lo que me hará perder algo de tiempo.
  
   En las proximidades del Sanatorio de Agramonte (1.063 m.) me incorporo a una carretera local. Bajo seguidamente hacia San Martín de Moncayo (829 m.), siempre por asfalto, sin dar pedales, viene bien descansar las piernas. En este último pueblo me desvío finalmente a Lituénigo, por una pista que vuelve a ascender, pero no serán muchos metros.

   Llegando a Lituénigo por el norte, en una granja ubicada a escasos 500 metros del pueblo, donde el camino comienza a descender, me encuentro a un perro junto a una granja y se me encara. Otros dos perros están atados a la orilla del camino y ladran muy furiosos. El perro que está suelto me gruñe con cara de pocos amigos. Me detengo e intento pasar despacio, sin asustarle. Cuando estoy a un par de metros se me abalanza y me muerde en la pierna.

   Suelto los frenos, intento zafarme y le grito para que me suelte. Abre la mandíbula y afloja la presa pero lo llevo casi cien metros pegado a la pierna. Siento su aliento junto a la herida mientras continua gruñendo furioso. Por fin se para y entonces noto el dolor punzante de la herida. Me miro la pierna y veo un hilillo de sangre y las marcas del mordisco. Más tarde pasaré por el ambulatorio para hacerme una cura, menos mal que ha sido al final del trayecto. Me parece muy irresponsable que el dueño del perro lo deje suelto en un camino público. Sirva de atención a los paseantes y ciclistas que paseen junto a la granja.

   Salvo por el incidente con el perro llego muy contento de haber finalizado el recorrido. En Lituénigo saludo a mi amiga Clara y su familia, ya que había aparcado al lado de su casa, y a quienes agradezco su amabilidad, aunque yo debía de llevar unas pintas de asustar, tan sudado y agotado y después del incidente con el perro. Sin perder mucho tiempo cargo la bici y regreso con intención de darme una buena ducha, curarme la herida y reposar el resto de la tarde.

  Y hasta aquí, amigo lector, la narración de mi viaje, tal y como lo recuerdo, que pudiera no ser como sucedió.

  • Desnivel + acumulado: 2.382 m
  • Horario total: 7 h. 56 min. 
  • Distancia recorrida: 100 km
  • IBP Index: 196 AB



Pedaleando a primera hora cerca de Morca. Moncayo al fondo


Las Peñas de Herrera ascendiendo al Collado Negro


Por tierras sorianas, camino de Borobia


Collado La Tranca. Largas pistas con el Moncayo al fondo


Subiendo al Collado del Canto Hincado, última ascensión del día


Una parada en el Mirador "Los Cejos" para contemplar el paisaje


Track del recorrido


Perfil del recorrido


+Fotos                   Track

7 comentarios:

Daniel Mur Marin dijo...

¡¡jajajaaaaaaaaa............!!!!
Te has encarado con todos los bichos de la zona, si sk.......¡¡¡
Al perro le tenias que haber pegado una buena patada antes de que se te acercara y hubiera cambiado de opinión.
Ya me dijo Clara que te vio¡¡¡
Creo que estas más fuerte que nosotros, jejejeee....¡¡

JonyMao dijo...

¡¡Vaya vueltorro!! Auténtica salida de titán.
Con lo del perro, coincido con Daniel. Soy amante de los animales, pero no dejaré que me muerdan gratis... y al dueño una buena bronca.
Saludos.

David Naval dijo...

Lo del perro fue algo bastante rápido y apenas da tiempo de reaccionar. No es la primera vez que me cruzo con un chucho fiero pero hasta ahora nunca habían "osado" morderme. Al que hay que darle dos patadas es la dueño...

Eduardo Pardo dijo...

Porque ibas cansado y con prisa, sino es para llamar al Seprona y que le pongan una denuncia. Menuda gracia, encima de la paliza que llevabas, tener que ir a curarte y a ponerte la antitetánica. Buena ruta y bastante exigente sobre todo por el calor y el largo kilómetraje, aunque si en Bici en duro, no quiero ni pensarlo andando, saludos

David Naval dijo...

Hola Eduardo. Seguramente daré algún parte para que le llamen la atención al dueño, sobre todo para que no le vuelva a pasar a nadie más.
Esta prueba andando debe de ser tela.
Saludos

Anónimo dijo...

Muy bonita vuelta, lo hicimos en dos dias para tomarlo con mas calma. El track muy bueno y sin perdida. Nos dijeron que han hecho nuevas rutas dentro del parque nacional, a ver si a la proxima las hacemos. Pena que no vimos ningun corzo volador! :)

David Naval dijo...

Hola Anónimo,
Me alegro que os sirviese el track.
Más que el corzo volador, lo importante es que no os cruzasteis con el perro mordedor :-)
Saludos

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