jueves, 12 de julio de 2012

Punta Cochata (1.911 m.), ruta circular


7 de julio de 2012,

    Hoy me acercaré a uno de esos picos desconocidos y no por ello menos interesantes. Desde Escarrila y Panticosa podemos divisar a la izquierda de la carretera, en lo alto, junto al barranco del Río Escarra, un pico troncocónico, con la cima sesgada, modesto pero con escarpadas paredes.

   He pasado varias veces al pie del mismo, tanto en invierno como en verano. En una ocasión, hace muchos años, incluso ascendí a su collado norte, pero no vi una subida fácil por esa parte.

   Hoy ha amanecido muy nuboso, las grandes cimas del balneario de Panticosa y de la Sierra de la Partacua están cubiertas, así que me decido por La Cochata obviando cotas más elevadas puesto que no podré disfrutar de las vistas.

   Comienzo a caminar justo al lado de la entrada al túnel de Escarrilla, en el lado izquierdo, donde hay un pequeño aparcamiento (cuidado porque con el coche no podemos girar directamente a la izquierda para aparcar, está prohibido y es peligroso. Mejor aparcar en el mismo pueblo y acercarse andando)

   El inicio del sendero está marcado como “El Saldo”, que es una cascada cercana y cuya aproximación comparte parte de nuestro trayecto.

   Caminamos al principio entre los árboles. Hay algunos desvíos no señalizados pero nuestra tendencia siempre será ir hacia la izquierda ascendiendo por senda bien pisada. Poco a poco nos iremos alejando del barranco del Escarra, que irá quedando a nuestra derecha muy abajo. Los árboles también van desapareciendo dando paso progresivamente al matorral.

   Sobre la cota 1.400 m. el sendero desemboca en una pista. Hay una valla para el ganado y una puerta que tenemos que franquear. Subimos ahora un corto tramo de pista pero hay que estar atentos porque enseguida hay que desviarse por un sendero a la izquierda.  No hay que confundirse pues la pista comienza a perder altura y baja hacia unos pastos y también hacia la cascada del “Saldo” que antes comentaba.

   Seguimos por el sendero, que continua ganando altura entre pastos y zonas de boj. Hay otras sendas debido al continuo trasiego de vacas que pueden despistarnos, pero La Cochata es visible justo al frente y simplemente nos tenemos que dirigir hacia ella.

   Conforme nos acercamos a su base veremos que la montaña muestra una perspectiva algo  agresiva, protegido su acceso bajo agrestes paredes. Parece complicado subir a su cumbre. Es quizás una montaña celosa de su intimidad, con una modesta altura que ni siquiera alcanza los 2.000 metros se siente menospreciada y desconfía de los senderistas, escasos por esta zona y casi siempre más atraídos por sus cercanos vecinos: El Tarmañones o Pimindalluelo, mucho más suave y dulce en su relieve y donde el ganado gusta pastar y dormitar. Y su otro vecino por el norte, el Pacino, frecuentado a diario por turistas, tanto en invierno como en verano, gracias a su promocionado acceso desde Sallent.

    Es por eso que la Cochata nos recibe desconfiada. Nos observa, desde su altura, caminar hacia el collado de Tarmañones, inmutable, esperando que desde allí le daremos la espalda, sin apenas lanzarle una fugaz mirada, como tantas veces habrá presenciado.

   Llego al collado y enfilo hacia la vertiente SW de La Cochata. Pronto la pendiente parece suavizarse. Incluso la falda sur de la cumbre se nos muestra vestida de un llamativo amarillo, producto de los innumerables erizones en flor que pueblan esta ladera.

   Conforme asciendo el camino se muestra más claro. La Cochata, agradecida por su visita, nos recibe amansando el relieve y  facilitando el acceso, invitándonos a subir. Llego a un escalón rocoso. Unos hitos marcan el camino, que sube por una ancha canal, fácil.

   Sigo los mojones, paso junto a un árbol seco, petrificado, que tomo de referencia para la bajada. Apenas se apoyan las manos en un par de ocasiones antes de hollar la cima.

   Hace frío. Me abrigo y descanso un rato contemplando el paisaje. Unos enebros rastreros y unas flores multicolores adornan la cima, alargada, rocosa y con abrupta caída por todos sus flancos.

   Las altas cotas continúan ocultas por las nubes, pero por debajo hay visibilidad. Otro capricho de esta humilde cima, que quiere mostrarme sus cercanos dominios, escondiendo tras las nubes las grandes montañas que podrían distraer mi atención. Al Este, al fondo del barranco, veo el pueblo de Escarrilla. Al Sur y al Oeste, predominando el verde y el amarillo, un paisaje de prados y relieves suaves y las aguas mansas y azulonas del embalse de Escarra.

   Detrás de mi ha subido un lugareño. Me confirma que es una cima poco visitada y me cuenta que el collado norte se desmoronó hace muchos años y sepultó unas viviendas  a los pies de la Cochata. Miro hacia abajo y veo efectivamente la enorme masa de rocas desprendidas. Es una gran ladera de derrubios que ya me habían llamado la atención cuando subía. Parece que toda la cresta norte se derrumbó sobre el barranco del Escarra. Me pregunto qué habrá de cierto sobre la leyenda del pueblo sepultado.

   El lugareño se despide y me quedo solo. Estoy un rato, a veces me gusta disfrutar de esa sensación de soledad y ser mudo observador de mi entorno.

   Siempre que puedo gusto de hacer rutas circulares, así que decido bajar hacia la presa del embalse de Escarra y regresar por la agradable senda que baja a Escarrilla, por la margen orográfica izquierda del barranco de Escarra, bajo las faldas sur del Pico Pacino.

   Sigue sin salir el sol, así que disfruto del frescor y del llamativo y luminoso amarillo de los erizones que pueblan las laderas. Más tarde, la senda se internará en el bosque de las Crampas. Me llaman la atención algunos enormes ejemplares de pinos, con troncos muy gruesos y porte ostentoso. Tras el agradable descenso por el bosque la senda finaliza al otro lado de la carretera, junto a la Vía Ferrata. Ya solo me resta caminar 100 metros junto a la carretera para regresar al punto de partida.

  • Desnivel + acumulado: 815  m. 
  • Horario total: 2 h. 40 min.. 
  • Distancia recorrida: 9,7 km


Bordeando hacia el SW la Cochata me recibe con su ladera vestida de amarillos erizones en flor


Coda de Borrego. Curiosa y fugaz planta que creo que solo florece una vez en la vida


El Pacino al norte, difuminado entre la neblina


El redondeado Tarmañones o Pimindalluelo al sur


Bajo a buscar la presa de Escarra para cruzar el barranco homónimo


Sendero verde y amarillo, colores cariocas


Dejo atrás el embalse


A punto de entrar en el bosque. Estos colores acabarán por hacerme bailar la Samba


Track del recorrido en google

+Fotos      Track


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3 comentarios:

  1. Mmmm! Preciosa zona y con la gran virtud de la soledad, tan difícil en estos tiempos.
    Saludos.

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  2. Interesante ruta y estupenda descripción, además con un plus en interés por lo desconocido.
    Saludos

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  3. Hola Casiaventurilla,
    Gracias por tu comentario.
    Curiosamente este puente de Todos los Santos repetí la ascensión, esta vez acompañado de otro amigo y alargando la ruta con otras cimas cercanas.
    Saludos!

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Gracias por vuestros comentarios y sugerencias.