jueves, 30 de enero de 2014

Gralleras Sur (2.204 m.)


Aspe y Llena de la Garganta


26 de enero de 2014,

   Hoy tengo compromisos y solo dispongo de dos horas libres. Decido acercarme al aparcamiento de Portalet de la Estación de Esquí de Formigal para hacer un poco de ejercicio.

  Subiré foqueando por la pista azul de la Rinconada en dirección a la pequeña cumbre del Gralleras Sur. Aunque ya son las nueve y media todavía no han abierto el telesilla de Espelunciecha así que tengo la pista para mí solo, todo un lujo.

  En una hora escasa llego a la cima, que está justo al lado de donde acaba el remonte. El día está nítido, así que me quedo un rato contemplando y haciendo fotos de las cumbres de la zona, que acumulan nieve reciente y están resplandecientes.

   Desciendo por la pista roja Espelunciecha. La nieve está durísima. Las rampas más empinadas las bajo derrapando, no quiero coger excesiva velocidad.

  Al llegar abajo todavía es temprano y no he consumido las dos horas previstas, así que vuelvo a poner pieles y me doy una vuelta fuera de pistas por la zona de Faballones. La nieve está costrosa y repleta de acanaladuras causadas por las lluvias de ayer, así que me voy en busca de la pista de Batallero para bajar cómodamente de regreso al aparcamiento.

  Dejo unas fotos de las montañas, que estaban como pasteles de nata.


Midi d'Ossau desde el parking del Portalet


Acanaladuras provocadas por las lluvias de ayer

Anayet

Cuyalaret en el centro. En la cumbre hay un montañero y otros dos están subiendo por la derecha


Panorámica hacia Tortiellas, Lecherines y Macizo del Aspe


Castillo de Acher abusando de zoom


Pic Le Lurien y Arrious


La Forqueta, Llena Cantal, Tebarray, Infiernos, Garmo Negro, Algas. Peña Foratata abajo en el centro





martes, 28 de enero de 2014

Peña Oroel (1.769 m.) por la senda de los lobos, ruta circular


La senda de los lobos asciende por la umbría vertiente norte del Monte Oroel


25 de enero de 2014,

   Hoy dan lluvias y riesgo alto de aludes. Decidimos no madrugar. He quedado con Daniel Mur y Rafa en Panticosa a las 10 de la mañana.

   Tras tomar un café y comprobar que efectivamente no cesa de llover, ni tiene pintas, decidimos “huir” al sur dejando atrás la lluvia y hacer algo de senderismo.

   Hace tiempo que tenía en mente subir a Peña Oroel por la llamada “senda de los lobos”, que descubrí gracias al blog de JM. Daniel y Rafa tampoco conocen esa senda, así que nos vamos para allá.  Siempre supone un aliciente extra explorar nuevas rutas.

  Aparcamos en el Parador (cota 1.180 m.), donde hay un montón de coches y un autobús. Aquí luce el sol aunque alguna nube lo cubre ocasionalmente y chispea ligeramente. Peña Oroel suele ser un buen “Plan B” cuando hace mal tiempo en las cumbres fronterizas.

   Comenzamos a caminar por la carretera en dirección este.  Cuando llevamos recorrido aproximadamente un kilómetro aparece una marcada senda a nuestra derecha. Curiosamente está señalizada con un aspa de pintura blanca-amarilla. Pero es por ahí por donde tenemos que subir.

   La senda gana altitud en dirección sureste. Encontramos algunos árboles caídos en el primer tramo y por un momento pensamos que va a estar impracticable. Pero conforme nos adentramos en el bosque el sendero se va haciendo más evidente y está cada vez más limpio.

   En algunos tramos han puesto troncos en los laterales para asentar la tierra e incluso encontramos un árbol enorme que corta el camino donde han puesto una varilla de metal a modo de clavija para ayudar a sortearlo.

   El bosque es espeso y de vez en cuando vislumbramos entre las ramas las cumbres nevadas de Collarada, los Somolas y la Sierra de la Partacua.

   Los pinos van dando paso a los abetos. Recorrer este sendero es francamente agradable, está bien trazado y es una buena alternativa a la masificada ruta normal.

  Por fin salimos al cordal. Nos recibe el sol de lleno. Al otro lado se abre un pequeño vallecito donde pastan algunos caballos. Bordeamos algunos bojes para acercarnos hasta el extremo más oriental. A continuación subimos a la cumbre Este del Macizo (1.692 m.), una pequeña elevación donde hay un hito de piedras.

    Observamos desde aquí todo el lomo que vamos a recorrer. La cresta es fácil, se muestra sinuosa y ello nos obligará a hacer algunos sube-bajas. En el extremo opuesto se alza la Cruz de Peña Oroel. Tendremos que recorrer unos 3 kilómetros hasta llegar allí.

   Caminaremos en todo momento por la parte alta, disfrutando de las vistas del Pirineo nevado hacia el norte. Los valles de Canfranc y de Tena están cubiertos por nubes oscuras, parece que continúa lloviendo.

   El sendero progresa entre erizones y pequeño matorral. Se camina con comodidad pero hay una pequeña capa de nieve húmeda que hará que terminemos con los pies calados. Menos mal que brilla el sol y la temperatura es soportable.

   Tras recorrer más de la mitad del cordal llegaremos al cruce con la senda normal que sube desde el Parador. A partir de aquí continuaremos por el filo de la cresta hasta alcanzar la Cruz de Oroel (1.769 m.). Todavía nos alejaremos un poco más hasta el cercano mirador que se alza en el extremo más occidental del cordal.

   Unas nubes pasajeras nos cubren las vistas momentáneamente. Decidimos regresar. Todavía haremos un alto en un rellano soleado y resguardado para tomarnos un chocolate caliente que hemos subido en un termo.

  Tras alcanzar otra vez el cruce de sendas ya solo nos restará bajar por la sinuosa y concurrida senda que desciende hasta el Parador.


  • Desnivel + acumulado:  761 m
  • Horario total: 4  h.  
  • Distancia recorrida: 12,4 km.


Entrando en la "senda de los lobos"


Arco Iris en la "Bal Ancha"


Al salir al cordal nos recibe el sol. Daniel fotografía el camino que recorreremos hasta la Cruz de Oroel, que se aprecia diminuta al fondo


El cordal del Monte Oroel y Jaca en la parte derecha


En la cima oriental del Monte Oroel


Caminando hacia la Cruz de Oroel


Ya queda menos


Caminamos asomados a los cortados de conglomerado


El Parador se ve abajo, en un claro entre el bosque de pinos


La Cruz de Oroel


Daniel. Al fondo el montículo donde está el mirador se va cubriendo con nubes bajas


Rafa otea el horizonte junto a la Cruz de Oroel


Regresamos


El Macizo de Cotiella está bien blanco en cotas altas




martes, 21 de enero de 2014

Aguallueve de Anento


Llegando a Anento tras finalizar el recorrido. Día frío pero soleado

19 de enero de 2014,

   La excursión de hoy constituye un gratificante paseo, sencillo y con poco desnivel.

   A medio camino entre Zaragoza y Teruel puede ser una buena alternativa desviarse ligeramente de la autovía mudéjar para hacer este recorrido que nos llevará un par de horas a lo sumo.

   Anento es una pequeña población de la provincia de Zaragoza, fronteriza con Teruel, a caballo entre las Comarcas de Daroca a la que pertenece y la vecina del Jiloca. En sus cuidadas calles y fachadas abundan los tonos ocres y rojizos, en armonía con el paisaje arcilloso del tozal donde se asientan los restos del Castillo que domina la parte alta del pueblo.

   Al noreste del pueblo se abre un amplio barranco en cuya cabecera se emplaza el “Aguallueve”. Se trata de un manantial procedente de los acuíferos que brota en forma de abundantes hilillos de agua que se desparraman a lo largo de una pared caliza. Cuando el agua se congela en los días más crudos del invierno debe ser digno de ver.

  La humedad y el microclima que garantiza el encajonado barranco han tapizado la pared de musgo y helechos, creando oquedades y pequeñas cuevas por la disolución del carbonato cálcico de la roca.

  Aparcamos a la entrada del pueblo, en la explanada del campo de fútbol. Nos introducimos por las estrechas calles y subimos por las escaleras que nos conducen al Castillo, del que solo se conserva una parte.

   Tras visitar el Castillo seguimos los carteles que indican el “Aguallueve”. El sendero baja de nuevo hacia el fondo del barranco. Tras pasar junto a una fuente con bancos y mesas para picnic llegaremos en pocos minutos a nuestro destino. Pero antes nos desviaremos a la izquierda para subir a visitar el “Torreón Celtíbero”.

   Otro sendero provisto de escalones nos permite alcanzar por segunda vez la parte alta del barranco. Enseguida veremos el torreón, junto al cual se emplaza una vieja paridera. Merece la pena subir pues disfrutaremos de buenas vistas aéreas de Anento desde esta atalaya.

  Regresamos de nuevo al “Aguallueve”. Curioseamos un rato y nos hacernos la típica foto asomados por el ventanuco de una de las cuevas.

  Completaremos el recorrido circular caminando por la umbría y agradable senda que recorre el otro lado del barranco. Fresnos, chopos, álamos, juncos y algunos nogales salpican el paisaje. Pasaremos junto a la balsa del viejo molino y al lado de un peirón. Finalmente desembocaremos en la plaza de Anento, donde se encuentra el parque y la oficina de turismo.

  Como es temprano todavía nos acercaremos en coche por una pista de tierra a visitar el “Aguallueve de Arguilay”, a unos cuatro kilómetros al sureste de Anento.


  • Desnivel + acumulado:  172 m
  • Horario total: 1,5  h.  
  • Distancia recorrida: 4 km.

Subiendo al Castillo


Senda hacia el Aguallueve tras dejar atrás el Castillo


¿Isla de Pascua?. No, Anento. Esta roca parece un "Moái" vigilando Anento


Elena llegando a lo alto del Torreón Celtíbero. Anento al fondo con las cuevas y el Castillo asomando


Este dócil perro local nos acompañó todo el recorrido


El Aguallueve


Reflejos en la balsa del Aguallueve


Regresando a Anento. Escarcha en el camino


Las gotas del rocío estaban congeladas


Donde da el sol la rápida evaporación crea brumas


Anento. Oficina de Turismo y réplica del Aguallueve


Aguallueve de Arguilay


Aguallueve de Arguilay. Caprichos de la erosión



jueves, 16 de enero de 2014

Punta de Piniecho Occidental (2.557 m.)

Ascensión con esquís desde el Balneario de Panticosa

Desde la cima del Piniecho disfrutamos de una buena panorámica de la Sierra de la Partacua

12 de enero de 2014,

   El Piniecho Occidental es una de las cimas visibles al Este de Panticosa. Hacía tiempo que quería rendirle una visita. Apostada en la margen orográfica izquierda del río Caldarés sus escarpadas laderas se precipitan sobre la entrada de la Garganta del Escalar, por donde discurre la carretera que sube al Balneario.

    He quedado con Victor en el Balneario de Panticosa (1.636 m.). Partimos con los esquís en la mochila a las 9:30 de la mañana por el GR11 que sube hacia los ibones de Brazato.

   Pronto llegamos a la señal de “Peligro de Aludes” donde abandonamos el GR para continuar por la ruta que a través de un bosque de pinos progresa paralela al barranco de Brazato.

   En las primeras rampas nos calzamos los esquís. La nieve está dura así que ponemos cuchillas y comenzamos a ganar altitud con calma, la jornada será larga.

   Al salir del bosque obviamos las huellas que se pierden por nuestra izquierda en dirección a los Ibones Altos de Brazato (una de las rutas habituales de ascenso al Pico Bacias).

   Tras un repecho llegamos a un rellano donde las huellas restantes se van otra vez hacia la izquierda en dirección al Ibón Inferior de Brazato (otra de las rutas al Pico Bacias). Nosotros continuamos hacia la derecha en dirección al Collado de Tablato. A partir de ahora ya no encontraremos ninguna huella.

   Llegamos a la cuenca de las Foyas de Brazato y progresamos flanqueando las paredes orientales de los Foratulas. Antes de que la pendiente se acentúe en exceso nos calzamos los crampones para ascender de forma segura hasta el Collado de Tablato (2.506 m.), en el hombro oeste del pico homónimo.

   Al otro lado del collado nos recibe el sol y las preciosas vistas del escondido “Valle de Piniecho”. A nuestra derecha vemos ambas puntas de Piniecho. Presentan una armónica y atractiva silueta. Nuestra intención es subir a la cota más alta, que es la más alejada.

   Nos ponemos los esquís y descendemos por buena nieve transformada hacia el oeste, rodeando las Puntas de Foratulas.

  Entraremos en un pequeño y coqueto valle suspendido al norte de los Picos Piniecho. En los mapas aparece un pequeño ibón que desagua más adelante por las inclinadas laderas que se precipitan hacia el río Caldarés. En verano me gustaría volver a recorrer esta solitaria zona.

  Continuaremos descendiendo hasta la cota 2.300 aproximadamente. En ese punto volvemos a poner focas para comenzar a ganar altitud hacia el sur en busca del collado que separa ambas Puntas de Piniecho.

   Alcanzado el collado (cota 2.445 m.) decidimos dejar los esquís y ponernos los crampones para ascender por la alargada loma este del Piniecho Occidental.

   En el filo de la arista se han formado cornisas de nieve que nos obligan a realizar un largo flanqueo por la cara norte,  alejados del cordal. Lo que en verano seguramente es un simple paseo se ha convertido en una travesía sobre nieve dura que debe realizarse con mucho cuidado pues la caída por la empinada ladera es considerable.

   A las dos de la tarde alcanzamos por fin la cima. Estaremos un rato contemplando las espectaculares vistas que ofrece este mirador. El Valle de la Ripera se abre a nuestros pies, más de 1.000 metros por debajo de nuestra posición.

  Hacemos fotos de los picos que nos rodean: Baldairan, Catieras, Escuelas, Sabocos, la Sierra de Tendeñera, el Macizo de Argualas, Foratulas, Tablato, Vignemale….

  Observamos la impresionante pala sur de 500 metros de desnivel que teníamos intención de esquiar y tenemos que reprimir nuestras ganas de lanzarnos por ella. La nieve en esa orientación está en condiciones ideales y por supuesto no hay ninguna huella. Es una tentación difícil de resistir, pero viendo el reloj somos conscientes de que iremos muy justos de tiempo. El día es corto y tendríamos que volver a remontar casi 500 metros de vuelta al Collado de Tablato.

  Con resignación abandonamos la idea y regresamos sobre nuestros pasos. Quizás volvamos en primavera, cuando tengamos más horas de luz.

   En el collado de los Piniecho nos ponemos de nuevo los esquís y bajamos flanqueando lo más alto posible bajo la vertiente norte del Piniecho Oriental. La nieve está dura y progresamos con cuidado.

   Tendremos que colocar una última vez las focas para regresar al Collado de Tablato. Una vez allí yo descenderé los primeros metros con crampones y Victor bajará esquiando.

  En las Foyas de Brazato me coloco los esquís y comenzamos el descenso hacia el Balneario, siguiendo  nuestras huellas de ascenso.

  La nieve presenta una molesta costra y está bastante dura en las zonas umbrías. Nos limitaremos a descender practicando “esquí supervivencia”. Se trata de descender despacio, cargando lo menos posible los músculos y con cuidado para evitar cualquier caída o lesión. La esquiada no será buena pero el día soleado, la compañía y el paisaje lo compensan con creces.


  • Desnivel + acumulado:  1.252 m
  • Horario total: 7, 5 h.  
  • Distancia recorrida: 13,7 km.

Ascendemos junto al barranco de Brazato. El lago de Panticosa permanece helado estos meses


Cresta de Labaza y Batanes al fondo


A ratos nos da el sol y se agradece


Llegando a las Foyas de Brazato


Nos calzamos crampones en previsión de que la salida al collado esté dura


Victor abre huella. Llegando al collado de Tablato


Desde el collado, a la derecha aparecen las Puntas de Piniecho. Iremos a la más alejada


Victor en el collado de Tablato


Descendiendo por buena nieve hacia el valle colgado al norte de los Piniecho


A nuestra derecha los Foratulas donde pudimos ver a algunos montañeros en la cima principal


Foqueando hacia el collado de los Piniecho. Al fondo se ve el Collado del Tablato y el Tablato


Victor se coloca los crampones en el Collado de los Piniecho. Baldairan al fondo


En el filo se han formado cornisas que nos obligan a flanquear por el norte


Recorriendo la arista este del Piniecho Occidental. Baldairan y Catieras al fondo


Victor contento en la cima


Macizo de Argualas desde la cima del Piniecho


Los dos en la cima


Volvemos. Dejamos la gran pala sur para otra ocasión


De regreso al collado de Tablato. Foratulas al fondo


Entrando al bosque junto al barranco de Brazato