jueves, 7 de marzo de 2013

Bosques de Sansanet II, travesía desde Forges de Abel a Canfranc Estación


Veintitantos caminando sobre el túnel de Somport

En la explanada del parking de Sansanet numerosas familias disfrutan de la nieve con inmejorables vistas


3 de marzo de 2013,

   Hoy vuelvo a Sansanet.  Con nieve y un día soleado, como el año pasado.
 
   Pero esta vez no iré solo con Elena.  Lanzo la propuesta a algunos amigos y veo primero con sorpresa, y luego ya casi con preocupación, que conforme se acerca el domingo se va apuntando cada día más gente. Al final seremos veintiséis.  A ver si tal y como está el patio nos van a multar por “concentración no autorizada”, je.

   Elegimos como punto de reunión Canfranc-Estación. Hora zulú: las 09:30. Algunos tienen que alquilar raquetas. Solo de pensar en la caravana que se puede montar por la masiva afluencia de esquiadores ese día me da por pensar que ni a la hora del “déjeneur” estamos en Francia, que viene a ser lo mismo que las doce del mediodía para los de este lado de los “Pyrénées”. La probabilidad de que surjan imprevistos en una actividad común es directamente proporcional al cuadrado de la gente que conforma el grupo.

  Primera sorpresa agradable del día. A las 09:00 me llama Eduardo. Los “Patanegra” ya están frente a la Estación de Canfranc viendo “no pasar” los trenes. Los de la capital del cierzo y los laurentinos han sido puntuales. El grupo que habíamos quedado en Jaca también hemos cumplido horarios y enseguida nos plantamos allí. Hasta da tiempo para tomarse un café mientras pasamos “lista”, ¡a ver si alguno se va a escaquear!

  Nos falta Teresa. Pero al salir del bar nos encontramos que acaba de aparcar con un pedazo de furgoneta con más espacio libre que la estación del AVE de Zaragoza. La pobre no puede ni saludar, no ha dicho esta boca es mía cuando ya le hemos encasquetado en el furgón un montón de raquetas, dos pares de esquís, botas, bastones, mochilas y adminículos varios como para llenar un pasillo de la sección de montaña del “Decarthon”.

   Organizamos los coches, dejando un par de ellos en Canfranc Estación para luego regresar a buscar los otros. Cruzamos el túnel de Somport cual manada de ñúes huyendo del Serengeti. Recorremos los 8,5 kilómetros bajo las entrañas de la montaña raudos y veloces. Bueno, veloces no, que como pases de 80 te meten una receta que te crujen vivo.

   Salimos por la otra boca del túnel ya en territorio galo, ¡oh milagros de la ingeniería moderna!. Continuamos algo así como un kilómetro internándonos en el país de Baudelaire hasta que vemos un desvío a la izquierda que indica “Forges de Abel”.

   Al poco de tomar el desvío hay una pequeña explanada donde inexplicablemente solo hay tres vehículos. En un visto y no visto tomamos al asalto el parking y lo dejamos rebosante de coches haciendo auténticas maniobras de virtuosos del tetris.

   Todo va a la perfección, casi no me lo puedo creer. Son las 10:00 cuando todo el grupo, bien pertrechado y raquetas en mano, comienza a caminar por la pista que sube a Espelunguère. No hemos caminado ni 200 metros cuando alcanzamos un talud que corta el acceso. A partir de aquí la pista se encuentra desaparecida bajo un metro de nieve como mínimo.

  Nos hacemos la foto grupal, como testimonio del “yo estuve allí”. Nos colocamos las raquetas y comenzamos a caminar.

   Alcanzamos en un santiamén el desvío a mano izquierda del sendero que se dirige hacia Sansanet. El primer tramo sube por el hayedo, con pocos descansos. Son unos 200 metros de desnivel de esos que enseguida dan la sensación de que sobra ropa. Es quizás el tramo más pronunciado de todo el trayecto. Lástima que dos “integrantas” del grupo deciden darse la vuelta. Ya nos habían avisado antes, que venían a probar y que no les tuviéramos en cuenta si se marchaban. Como tienen coche prefieren regresar y dar un paseo en terreno llano.

   Pero la subida merece el esfuerzo porque al salir del bosque desembocamos en un rellano blanco y resplandeciente donde el sol nos da los buenos días de frente con dos cálidos besazos en las mejillas. Paramos a reagruparnos y a recuperar el aliento. A la izquierda, sobre un pequeño promontorio, se adivina el tejado de un pequeño refugio.

  Continuamos el recorrido. Tras llanear un poco volvemos a entrar en el bosque.  Ganamos altitud casi sin darnos cuenta.  Acompañados por las hayas, desnudas de hojas, que se desperezan a estas horas con sus ramas elevadas buscando la tibieza del sol.

   Pronto alcanzamos el desvío del Parking de Sansanet. Obviamos la trillada senda que sube hacia el ibón de Estanés y nos adentramos en la parte más íntima del bosque.  Seguiremos la senda que rodea el barranco de la “Gave de Aspe”,  que baja del paraje de la Chorrota por donde se despeñan las aguas que recogen las grandes cimas de la Llena de la Garganta y Llena del Bozo,  que junto con el Aspe,  conforman la triple corona del Valle homónimo.

    El recorrido llega a un puentecillo que salva el barranco. Al menos un metro y medio de nieve apelmazada cubre el puente. Este año está siendo generoso en precipitaciones. Cruzamos el puente y el sendero gira casi 180º. Aquí las huellas desaparecen. Hace días que nadie se ha adentrado por estas espesuras.

   Voy bien atento al GPS pues es fácil equivocarse ya que el sendero zigzaguea entre las hayas y es irreconocible. Ni siquiera hay marcas en los árboles.

   Ganamos de nuevo altitud y por fin oímos voces. Estamos cerca de las pistas de esquí de fondo. Llegamos a un cruce y paramos a reagruparnos. En el grupo reina el buen humor, del que Toño anda sobrado con sus ocurrencias.

   En el cruce nos desviamos a la izquierda. Bajaremos por la “Senda de Camille” en busca de la explanada del Parking de Sansanet. Caminamos siempre por el interior del bosque. Centenarias hayas y algunos frondosos abetos amenizan nuestra marcha.

   Alcanzado el lindero nos encontramos con la gran explanada nevada donde un montón de familias disfrutan con trineos de la nieve. Un paisaje bucólico pastoril con niños sonrientes, sol y nieve, propio de un cuento de Navidad. Da la impresión de que en cualquier momento aparecerá el tío calvo de la lotería repartiendo boletos entre tintineos de campanillas.

    A nuestra espalda se alzan las escarpadas cumbres de la Cúpula de Secús, el Liouviella, El Acué y la Sierra de Bernera, configurando una preciosa estampa alpina.

   Paramos un rato en la explanada mientras contemplamos el paisaje y charlamos. Algunos muñecos de nieve adornan los prados. Hacemos fotos y emprendemos de nuevo la marcha. La idea es subir hasta el Puerto del Somport y comer allí. Algunas voces piden comida. El hambre empieza a cundir entre la tropa.

   Remontaremos por el Camino de Santiago en dirección al Somport. El calor aprieta y ya se comienza a notar el cansancio. Al llegar a la Estación de Esquí de Fondo del Somport, justo donde están los repechos más fuertes, el clamor por una parada de avituallamiento comienza a ser insistente.

   Decidimos parar a comer allí, junto al parking. De esta forma esperaremos también a Pachi y Carlos, ambos con esquís, que se han quedado algo retrasados porque Pachi quitó las focas de los esquís creyendo que el Parking de Sansanet era el del Somport, que es donde tiene la autocaravana aparcada.

   Casi no hemos dado el primer mordisco al bocata cuando los vemos aparecer.

   Tras calmar los deseos de la gula, y temiendo que la pereza se adueñe del grupo, pues raro es el pecado capital que se manifiesta solo,  intento reemprender la marcha sin demora.

   En pocos minutos alcanzamos la frontera del Portalet. Cruzamos bajo el antiguo puesto fronterizo con las raquetas puestas, andando torpes por el mismo asfalto, igual que una bandada de patos cansinos.

   Ya en territorio español iniciamos el descenso de nuevo por el Camino de Santiago. En esto que pasa la Guardia Civil y nos dice que “nanai de la china”, que si el barranco está cortado y que no podemos ir por ahí. Pues nada, a sus órdenes mi comandante, nos quitamos las raquetas y bajamos por la carretera antigua hasta Candanchú.

   Entre que andamos por el asfalto, que mira tú que andada más larga, que si llego a saber que esto son seis horas me hubiera ido a pasear al parque, que si Pachi tiene la autocaravana y eso da alas para “huir” en coches de apoyo, me encuentro que antes de salir de Candanchú ya hemos perdido a varias unidades del grupo. La primera: mi mujer. ¡Cobardes!, ¡Qué hemos salido a andar!

   Bromas aparte, el resto del grupo “trepamos” de nuevo al Camino de Santiago para regresar hasta Canfranc Estación, porque con el paquetón de nieve resulta más apropiado el verbo “trepar” que “desviarse”.

   Al trote con las raquetas cruzamos la carretera general y ya por la margen izquierda del Río Aragón continuamos devorando kilómetros, siempre por terreno nevado.  La tarde va cayendo, el sol nos dice adiós por encima de Rioseta. Pero a pesar del cansancio resulta placentero poder caminar entre los árboles mientras al otro lado del río la enorme caravana de coches fluye lenta y pesada como una hemorragia sin control desde las estaciones de esquí.

    Pasado el cruce de Canal Roya decidimos volver a la otra margen del río aprovechando un puente. Cargamos las raquetas en la mochila y regresamos por la antigua carretera hasta la misma Estación, donde nos esperan los “desertores”.

  Con la sensación de haber aprovechado un buen día de montaña todavía tendremos tiempo para tomarnos una cerveza esperando que el tráfico se vaya normalizando.
  
  • Desnivel + acumulado: 719 m
  • Horario total: 7,5 h. 
  • Distancia recorrida: 18,2 km


Avanzamos como un tren


Algo de verde sobre tanto blanco


Por encima de la Chorrota asoma la Llena del Bozo


Bonitos ejemplares de hayas en el bosque de Sansanet


Por la "Senda de Camille" alcanzamos la explanada de Sansanet 


Seguimos hacia el Somport por el Camino de Santiago


Bonita estampa alpina dejamos a nuestra espalda


Siguiendo la huella con el sol ya bastante alto


Vistas desde el lugar elegido para comer


El Acué o Gabedaille


Dejamos atrás Candanchú para regresar por el Camino de Santiago hasta Canfranc E.


Track en google


Track sobre plano



1 comentario:

  1. Bonita actividad David, y en buena compañía, a pesar de los desertores, jaja, poco más se le puede pedir al día, si encima se toma una buena cervecita, saludos

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